el afinador de habitaciones, celso castro

Publicado el 13 agosto 2014 por Ana Ana Fidalgo

      LA REALIDAD ABRUMA
el afinador de habitaciones, celso castro, 2010
¿Y qué es un afinador de habitaciones? Pues un guardián entre el centeno coruñés y posmoderno; igual de trágico, pero más angustiado, más ansioso, menos cínico. Es el canto agudo de la juventud repleta de pesadumbre y dolor existencial que se toma demasiado en serio, demasiado trágicamente a sí misma, cuando la realidad abruma con sus pruebas de adultez, con sus fantasmas, con su ansiedad, con su exigencia de gentileza, que se curan, solo a medias, con coñac, drogas, llanto, desvanecimientos y descargas de literatura ansiolítica.

Es el afán por mostrar una capacidad para ser a pesar de uno mismo, para ahuyentar el sufrimiento y ganarse el derecho a amar. Es la voz de un enfermo de literatura y de sensibilidad que narra en un éxtasis de amargura –como desde dentro de su yo literario, como encerrado en un estado eviterno al que no se ha accedido y del que es imposible escapar–, mediante una verborrea poética, polisindética y poliqueística, plagada de sintaxis paratáctica, de puntos suspensivos; carente de mayúsculas, de puntos y de dos puntos, reproduciendo en grado extremo la intensidad del registro coloquial juvenil y dirigiéndose directamente a mí, al lector, que me siento íntimamente ligado a su angustia, abrumado y conmovido ante su dolor:

y que era lógico que me desvaneciese, después de que se hubiese desvanecido todo lo demás, y la vida o el mundo agonizase en -estertores húmedos y sucios y silenciosos- una vida y un mundo enfermos, que me enfermaban, que me estaban sumiendo en esa enfermedad, y esa enfermedad se llamaba -ansiedad- y algún día esa enfermedad acabaría por incapacitarme, acabaría por incapacitarnos a todos para cualquier emoción: demasiado conscientes, demasiado resabiados para llorar, para reír, para vivir limpiamente. y ese día...


En algún lugar (ya lo encontré) leí que celso castro afirmaba que la literatura se preocupa demasiado por la forma y que este afán va en detrimento de la historia (parafraseo). Creo que esta novela en absoluto rehúye la forma para salvaguardar la historia; al contrario: el estilo se impone con una forma poderosa y original, el cómo domina sobre el qué con la fuerza de la primera persona que magnifica el yo como necesidad narrativa, y precisamente ahí está el logro y la intensidad que transmite. Se ha establecido el afinador de habitaciones como primera parte de una serie. Es necesario. El grito desgarrado del narrador es intenso y breve, como un dolor agudo, pero su lectura agarra por dentro y deja ansia de más. Estoy deseando leer la segunda parte, astillas.