"Es cruel esta vida después de todo", le comenta una de las habitantes de esa residencia donde se desarrolla El agente topo (Maite Alberdi, 2020), documental (¿falso?) lleno de humor y emocionante tristeza, al entrañable Sergio, infiltrado protagonista de esta aventura octogenaria. No es una comedia, aunque como la vida misma tiene mucho de ella. Es una película con decisiones equivocadas. Que podía haber sido mejor de lo que es. Aunque también, de haberlo sido, probablemente no emocionaría tanto como consigue emocionar. Son muchas las lágrimas que consigue sacar esta dura, emocionante y entrañable historia que consiguió el Premio del Público a Mejor Película Europea en el Festival de San Sebastián 2020.
El divertidísimo punto de partida, recordemos que estamos ante un documental, al menos en apariencia, desencadena una primera mitad llena de hallazgos humorísticos. La presencia del propio equipo de filmación, la delicadeza inocente del protagonista frente a la cámara y los aprendizajes tecnológicos, la presentación del trabajo de espionaje como un juego cinematográfico (con su música misteriosa, sus fotos de grandes estrellas de la investigación...), convierten a la película en un interesante juego entre la ficción y la realidad que proporciona la compensación justa para armar una buena historia de espías, a la vez que proyectan el lado más humano de unos protagonistas profundamente puros.Y es que así es, la pureza de sus personajes es desbordante. La llegada de Sergio a la residencia supone una revolución. Y más por su elegancia y educación. En ese juego de espionaje, de vigilar a cada uno de los residentes, de conocer sus opiniones y secretos, el protagonista se convierte en el confesor de todos. Aunque la mujer a la que tiene que vigilar sea la que se lo ponga más difícil, mostrándose siempre algo reacia a las interacciones humanas. La mayoría del tiempo sola, como muchos otros residentes, no recibe apenas la visita de sus familiares y su carácter le aparta del resto.
De este modo, la comedia que de primeras aparece en El agente topo, pronto se convierte en fiel reflejo de una realidad cruda y desarmarte. Por mucho que Sergio intente encontrar aquello que el detective quiere, no lo encuentra. Los residentes están cuidados, pero también aburridos, en ciertos aspectos abandonados. Sergio les escucha y ayuda, les aconseja y acompaña. A pesar de su edad, se mantiene en forma, está allí por trabajo, y lo que de primeras era emocionante, rápidamente se convierte en un doloroso duelo contra la etapa final de su vida. Coge cariño y quiere a todos los allí presentes y comienza a olvidarse de sus tareas. La cámara, que simula la grabación de un documental sobre el centro, sigue sus pasos situándose siempre a la distancia adecuada para tejer una visible cercanía y unión entre el protagonista y el resto de personas.
Quizá por ello, por su amable cercanía y respeto frente a los momentos más duros, por su lejanía con cualquier morbo (aunque quizá peque de algún elemento subrayador o cursi para encogernos el corazón, como la canción de José Luis Perales "Te quiero", que suena en dos ocasiones en momentos de catarsis) es por lo que El agente topo funciona tan bien y consigue lo que consigue: hacer reír y llorar. Ejemplo perfecto es esa ilusión de una de las residentes con la llegada de Sergio. Como una adolescente, se enamora de su simpatía y bondad. Piensa incluso en boda, cosa que Sergio no puede aceptar ante el duelo por la pérdida de su mujer. En apenas una subtrama, Alberdi muestra una comprensión humana tan triste y hermosa, como cierta.
Realmente, El agente topo resulta un experimento satisfactorio en su primera parte (metacine, juego con las formas fílmicas del espionaje y el documental), con una navegación algo desequilibrada en su mitad (ciertos bajones de ritmo en la trama, aunque plenamente justificados en su contexto de monotonía y desidia en el centro de mayores), pero que sirve para acabar construyendo un absoluto y emotivo drama sobre la vejez y la soledad que está presente en toda la trama pero, ante todo, se manifiesta de manera desarmante en su emotivo final. Hay miradas y palabras que lo dicen todo. A veces solo necesitamos eso.
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- ##check## Lo bueno
- La emocionante humanidad que muestra Alberdi.
La pureza de sus personajes, el lúdico juego con las formas, el emocionante tramo final. - ##times## Lo malo
- Que en algún momento pueda echar mano de elementos algo más fáciles para encoger el corazón. Aun así, no es para nada un hecho muy remarcado.
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- Ambientación 7.5
- El documental se desarrolla en una residencia que se presenta como una espacio ideal para el juego de humor y drama que propone la cinta.
- Desarrollo de Personajes 8.0
- Es precioso como Alberdi, a través de Sergio, consigue involucrar y desarrollar un montón de personajes complejos por su dimensión humana. Y el protagonista es de una transparencia desbordante. Su evolución es realmente emocionante.
- Argumento / Guion 7.5
- Es muy interesante como juega con las ficción y realidad, como maneja de manera equilibrada los distintos géneros que habitan en ella. Tiene un pequeño bajón de ritmo a la mitad, pero en su parte final vuelve a adquirir mucha fuerza.
- Banda Sonora 7.5
- Juega un papel muy importante, siendo lúdica cuando tiene que serlo y emocionante cuando lo pide la cinta. Esto último, que a veces es peligroso, se muestra aquí más claramente en la utilización de "Te quiero", de José Luis Perales. Probablemente su aparición haga llorar a más de una persona.
- Entretenimiento 7.0
- A pesar de ciertos baches, la película entretiene en su original concepto. Sobre todo en la primera mitad. En la segunda, cuando adquiere más dureza, la película pasa a otro término.
- Montaje / Innovación técnica 7.5
- Tiene un montaje inteligente, dando los tiempos y silencios necesarios para compensar su humor y tragedia. La innovación viene más por el punto de partida que por el dispositivo, pero aun así juega inteligentemente con diversas formas y registros de grabación que enriquecen la cinta.
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- Puntuación Total 7.5 / 10