Día Mundial del Agua 2013
Una persona puede vivir hasta cuarenta días sin comer, pero ni tres días sin beber. No es exagerado decir, por tanto, que el agua es el recurso más esencial de todos. Sin embargo, los 4 litros diarios de agua de boca significan menos de un 10% del agua que usamos en casa. También nos hace falta para preparar los alimentos, para el saneamiento y la higiene, elementos claves para la salud. Pero esta agua imprescindible no es nuestro principal consumo. El agua también la comemos y también lo usamos para producir bienes y servicios. Para producir una manzana se necesitan 700 litros; novecientos litros para producir un kilo de maíz; 10.850 litros para producir unos tejanos; 15.500 litros para producir un kilo de carne de ternera. Estos consumo indirectos se conocen como huella hídrica. La huella hídrica promedio anual de una persona de China es de 700.000 litros,; una de Estados Unidos de 2.500.000 de litros, de una de España 2.325.000 de litros. Si toda la Humanidad tuviera el estilo de vida de americanos y europeos, nos harían falta 3,5 planetas azules para abastecernos. Lo cierto es que, el incremento de consumo de agua ha duplicado el crecimiento de la población en los últimos años. Un estilo de vida eficiente es también un estilo de vida que ahorra este recurso vital.
El agua no es un recurso escaso, por el contrario, tenemos un buen reservorio de 40.000.000 km ³ de agua dulce (el 2,8% de toda el agua, el resto está básicamente en forma de agua salada en los océanos que ocupan el 70% de la superficie terrestre). Ahora bien, tenemos un problema muy importante de acceso. 800 millones de personas no tienen acceso a agua dulce de calidad y 2.600 millones de personas no tienen instalaciones sanitarias básicas, lo que implica un problema de salud de primer orden.
En la Cumbre de Río, la primera en 1992, se propuso crear el Día Mundial del Agua para poner el foco en este problema grave y creciente. El primero fue en 1993, celebramos el vigésimo aniversario, pues.
Diez años después de Río, en Johannesburgo, se constató que no avanzábamos en la buena dirección. Pasaron dos cosas: la primera, la declaración de la década del agua (2005-2015), la segunda y más importante, la inclusión en los objetivos del Milenio del compromiso de reducir a la mitad el número de personas sin acceso sostenible a agua potable y a servicios de saneamiento básicos en 2015. La calidad del medio es un elemento crucial para reducir la pobreza y alcanzar niveles de vida y de salud dignos. El acceso a agua de calidad es uno de esos elementos fundamentales para la alimentación y la higiene que demasiado a menudo olvidamos. Las Naciones Unidas alertan que la pobreza extrema aumenta si no se evitan los desastres ambientales y se mejoran las condiciones del entorno. Demasiado a menudo olvidamos que cuidar el medio es una necesaria e imprescindible forma de cuidar de las personas Los avances han sido significativos, pero las Naciones Unidas advierten que estamos muy lejos de aquel objetivo del 2015.
Cuenca hidrográfica. Foto:unwater.org
Este año el Día Mundial del Agua está dedicado a la cooperación. Las cuencas hidrográficas no saben de fronteras. Ciento cuarenta y ocho países tienen, como mínimo, una cuenca transfronteriza. Esto implica la necesidad de entenderse, de compartir objetivos y de trabajar juntos para garantizar el acceso al agua a precios razonables y garantizando la integridad ambiental, tal como fija, por ejemplo, la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea. Por el contrario, a menudo el agua ha sido fuente de conflictos. Un recurso que debería ser un derecho básico y universal se convierte en un instrumento geopolítico o un bien de mercado como cualquier otro. Nos lo deberíamos hacer mirar. El día mundial del agua pretende poner el foco sobre estas cuestiones. Nos va en ello la salud, la convivencia, la vida.
No puedo obviar que escribo desde una ciudad mediterránea. Nuestro balance hídrico (la relación entre la disponibilidad y el consumo) es muy ajustado y los episodios de sequía que decantan la balanza hacia el déficit hídrico, son recurrentes. Por si fuera poco, los efectos del cambio climático prevén, si no cambiamos nuestro patrones de desarrollo, una reducción de la pluviometría y un incremento de los episodios de sequía y de fenómenos meteorológicos extremos. Hace unos años vimos las orejas al lobo con una sequía larga que puso en riesgo el suministro. Hemos reducido nuestro consumo entre un 15% y un 20% sin perder bienestar. Barcelona es una de las ciudades con un consumo per cápita más bajos de Europa. Buenas noticias que no nos permiten bajar la guardia. Como decía, los consumos de agua también dependen de nuestro estilo de vida. Un estilo de vida más austero y más saludable es el reto pendiente para contener nuestra huella hídrica.
Publicado en fundrogertorne.org
Frederic Ximeno es Socio y Director de Innovación de Estudi Ramon Folch i Associats, S.L. (ERF). Biólogo y urbanista de formación, su labor profesional, desarrollada en la empresa privada y en la administración pública, se ha centrado en la planificación ambiental, climática, territorial y urbanística y en la definición de estrategias de desarrollo local, regional y nacional desde la perspectiva sostenibilista. En el ámbito privado la ha desarrollado en ERF (2003-2006), en GFE-SOCINTEC (1997-2003) y en CEP-Centro de Estudios de Planificación (1993-1997). En la esfera pública, como Director General de Políticas Ambientales y Sostenibilidad del Departamento de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat de Cataluña (2006-2011).