El aguafuerte de la buharda de Baudelaire, Gómez de la Serna

Publicado el 12 octubre 2015 por Kim Nguyen

En el cuarto de trabajo de Baudelaire se sabe que había clavada la prueba de una de esas aguafuertes de Goya en la que garabatea la aspiración al ideal y la reacción contra un mundo de escuerzos. No importa cuál sea el grabado elegido, porque bajo cualquiera de los “Disparates” goyescos se pudo declamar la poesía bodeleriana con sus intentos de fijar las pesadillas del camino, con su vago arredro ante lo monstruoso, con su queja ante la insidia de la mujer y su Celestina.
No se les ocurrió a los que le defendieron en el proceso por sus Flores del mal recurrir a Goya como exculpación del poeta, pues tampoco el gran pintor dibujó las cosas que sacó de la sombra para delectarse en ellas, sino para ejemplar ludibrio de los vicios y los viciosos en una penetrante lección de moral que sólo el arte puede conseguir.
El posromántico que es Baudelaire -lo cual no es lo mismo que antirromántico- encuentra mérito alumbrado de una obra que está fuera del concurso de baile y que va más allá del palco y el antelado de la aventura romántica.
Le une con Goya su propensión por lo macabro y fantasmal, y encuentra el regusto a subfondo de la vida que hay en sus pinturas negras, coincidiendo su “giganta” con su “gigante” del aguanta goyesco como tropo de la desproporción para hacer más imponente lo humano.
Ese sobrio trazo inalterable e inolvidable que hay en los dibujos de Goya es el que hace obsecuente la poesía de Baudelaire, donde la mujer se ríe de la Muerte y del Libertinaje, donde el poeta dice a Venus: “En tu isla no tuve otra visión que la Horca simbólica en un cuerpo pendido”, y donde se ve al amor “sentado en el cráneo de la Humanidad”.
Hombre de fe religiosa como Goya, gusta, sin embargo, como un sadismo para asustar más a su alma, de pronunciar la palabra Nada. ¿Es que quizá el aguafuerte que Baudelaire tenía clavada en su buharda era ese en que el muerto que levanta la losa de su tumba pronuncia esa vacía palabra?

Ramón Gómez de la Serna
Las cosas de la sombra
Goya

Aguafuerte: Nada. Ello dirá.
Francisco de Goya, 1814-1815