El Aguilucho cenizo - Montagu's Harrier (Circus pygargus)

Por Circuspygargus @Naturaaragonesa

Hembra en vuelo

El Aguilucho cenizo es una rapaz de tamaño mediano, con una longitud de 45 centímetros, un peso de entre 250 y 450 gramos y una envergadura alar de algo más de un metro. Alas y cola son estrechas y largas lo que le confieren una gran ligereza. Posee un vuelo característico planeado a baja altura y con las alas ligeramente levantadas en forma de V. El macho posee el dorso de color gris ceniza, de donde proviene su nombre, las puntas de las alas negras y dos pequeñas franjas alares también negras y que lo diferencian del Aguilucho pálido. Las partes inferiores son claras con un moteado de color marrón óxido, salvo el pecho que es gris. La hembra es de un tono general pardo en el dorso y más clara en las partes inferiores con un barreado oscuro. En el obispillo presenta una mancha blanca. Los jóvenes son similares a las hembras aunque con tonos más rojizos. Existen individuos melánicos, con el plumaje totalmente negro.


Pollos en el nido en el momento de la cosecha

 Se distribuye como nidificante por el centro y sur de Europa, Rusia, Turquía, norte de África y sur de Asia, invernando en el centro y sur de África. En España se encuentra en casi toda la península, escaseando en el tercio este y siendo muy rara en la costa cantábrica. En Aragón se encuentra dispersa por las zonas de hábitat propicio, faltando en las zonas más forestales, tratándose de una especie escasa, con una población estimada en poco más de 130 parejas. Ubica su nido en el suelo, oculto entre vegetación herbácea, la mayoría de las ocasiones en campos de cereal, lo que le acarrea la pérdida de las nidadas a causa de las cosechadoras. Pone entre 3 y 5 huevos que incuba solo la hembra durante 28 días, permaneciendo los pollos en el nido casi un mes antes de volar, aunque permanecen con los padres varios días más en el área de cría.

Macho con marcas alares

Se alimenta de pequeños animales como saltamontes, langostas, escarabajos y otros insectos, pájaros, topillos o ratones. En algunas zonas de Aragón se han venido marcando mediante anillas y bandas alares todos los pollos en los que ha sido necesario hacer algún manejo para evitar su muerte bajo las cosechadoras. Las recuperaciones y observaciones de estos ejemplares han demostrado una mayor fidelidad de los machos a regresar a la zona de nacimiento frente a las hembras, con varias de estas establecidas como nidificantes en zonas más alejadas como Lérida, Madrid o Euskadi. Uno de los ejemplares marcados fue observado en invierno en Gambia. Entre las amenazas de esta especie destaca la intensificación agraria, la mortalidad durante la migración y en las zonas de invernada, la caza furtiva y la ya indicada muerte accidental de las nidadas durante la cosecha. Afortunadamente, en esta última se cuenta con la desinteresada colaboración de muchos agricultores para evitarla. Se trata de una especie catalogada como Vulnerable tanto en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón como en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.