Por José Manuel Beltrán.
Era un propósito de enmienda que nuestra visita de Hondarribia coincidiera con una de las fiestas más populares y representativas de la ciudad. Habíamos oído hablar, mucho y bien, que todo un pueblo se echaba a la calle, y que en perfecta sincronización sus batallones recorrían las bellas calles de Hondarribia, acompañados de una rítmica música y siempre encabezados por una mujer. Todo, para dar las gracias a la Virgen de Guadalupe. Es el Alarde y de verdad que no nos defraudó.
Durante 69 interminables días, desde el 1 de julio de 1.638 hasta el 7 de setiembre, la ciudad vivió el cerco y el asedio de las tropas francesas del entonces Rey Luis XIII, durante la Guerra de los 30 Años. El juramento hecho a la Virgen de Guadalupe, reunidos los ciudadanos en la Parroqui, en la parte alta de la ciudad, en la colina de Olearso, consistía en sacarla en procesión si, intercediendo por ellos, lograban triunfar del asedio.
Las Compañías se encuentran preparadas, reunidos todos sus miembros a la puerta de la casa de la que, cada año, será su madrina o cantinera. Será ésta, la cantinera, la única representación femenina de todo el Alarde. Una por cada una de las Compañías (a excepción de la Escuadra de Hacheros), soltera y mayor de 20 años, natural de Hondarribia o residir en la ciudad un mínimo de 10 años (excepto la de la Compañía Mixta) y, para que la renovación sea constante, las elegidas solo podrán desfilar una sola vez. Con un uniforme perfectamente reglamentado, aunque con detalles diferentes según cada Compañía, repartiendo sonrisas y saludos de agradecimiento, incluso con su abanico que es obligatorio; marcha en cabeza de la misma. Ante tanto hombre, y en una sociedad que yo me atrevería a calificar como “muy matriarcal”, es esta representación un homenaje a la mujer hondarrabitarra por las labores realizadas durante el Sitio de 1.638.
Toda esta maravillosa representación popular sigue un escrupuloso orden: A su cabeza, la Escuadra de Hacheros y a continuación la Tamborrada y la Banda de Música del Alarde. Da esta paso al Burgomaestre, que ostenta el mando máximo, y sus Ayudantes, y después la Escolta de Caballería y el Comandante del Batallón. Éste es el único que no tiene lugar fijo y fácilmente le podremos ver entre las Compañías de Infantería.
Todo el Batallón de la tropa se agrupa hasta en un total de 16 Compañías de Infantería y una última Batería de Artillería, finalizando con el Cabildo Eclesiástico. Jaizubia, Arkoll, Akartegi, Pueblo, Montaña, Semisarga, Kosta, Gora Ama Guadalupekoa, Ama Guadalupekoa, Gora Gazteak, Beti Gazte, Gora Arrantzale Gazteak, Mixta, Mendelu, Olearso y Done Pedro Itsas Gizonen Kofradia, anteceden a la Virgen de Guadalupe al sonido repetitivo de las marchas y melodías como el “Titibiliti”, el “Axeri dantza”, “Campamento Alarde”, “8 de Setiembre”, “Fagina”, “Ikurriña”, Ttitteiro” , fácilmente de contagiar para el público presente.
Es 8 de setiembre. Comienza el Alarde.
El polémico “otro Alarde”.