El aleccionamiento cierra un tema; la lectura lo abre

Publicado el 17 octubre 2011 por Desequilibros
"Aleccionar no es leer. De hecho es la antítesis de la lectura.
Aleccionar es sucinto, concreto, pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante.
El aleccionamiento cierra un tema; la lectura lo abre."
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"Tras haber descubierto los placeres de leer, a Su Majestad le encantaba transmitírselos a los demás.
- Usted lee, Summers? -le preguntó al chófer.
- ¿Leer, señora?
- ¿Libros?
- Cuando tengo ocasión, señora. Casi nunca encuentro tiempo.
- Es lo que dice mucha gente. Hay que encontrarlo. Por ejemplo, esta mañana. Va a estar esperándome sentado delante del ayutamiento. Podría leer entonces.
- Tengo que vigilar el coche, señora. Estamos en los Midlands. El vandalismo está a la orden del día.
Una vez confiada Su Majestad al seguro cuidado del representante de la Corona, Summers realizó una precavida inspección del vehículo antes de sentarse en su asiento. ¿Leer? Pues claro que leía. Todo el mundo leía. Abrió la guantera y sacó su ejemplar de The Sun."
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"El atractivo (de la lectura), pensó, estaba en su indiferencia: había algo inaplazable en la literatura. A los libros no les importaba quién los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguales, ella incluida.
La literatura, pensó, es una mancomunidad, las letras, una república. En realidad había oído usar esta expresión, la república de las letras, en ceremonias de graduación, títulos honorarios y demás, pero sin saber muy bien lo que significaba. Entonces, que hablaran de cualqueir clase de república le había parecido un poco insultante y hacerlo e su presencia una falta de tacto, como mínimo. Solo ahora comprendía su significado. Los libros no se sometían. Todos los lectores eran iguales".
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"Una lectora nada común" es, en realidad, Isabel II de Inglaterra.
La  visita semanal de una Biblioteca ambulante en las inmediaciones del Palacio de Westmister provoca la inesperada visita de la reina, quien, de la mano del bibliotecario y de un empleado de las cocinas de palacio, asiduo usuario de la biblioteca, va introduciéndose en los placeres de la lectura.
"Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido una reina, una pura entelequia, un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del "deber", descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer".
"Allan Bennett imagina  en esta encantadora nouvelle lo que podría ocurrir si la soberana de Inglaterra fuera presa de repente de una intensa, devoradora pasión por los libros. Y lo que en otras manos podría resultar un ejercicio forzado, o un irrespetuoso y frívolo delito de lesa majestad, aquí es una comedia deliciosa, y una poderosa reflexión sobre el poder, y el poder de la letra impresa…"
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• Estos pasajes pertenecen a "Una lectora nada común", de Alan Bennett, publicada por Anagrama en 2008, con traducción de Jaime Zulaika, cuya lectura recomiendo encarecidamente.
• Reseña de Una lectora nada común en Libro de Notas.
• Reseña de Una lectora nada común en El Placer de la lectura.