Al final el protagonista se convierte en un ser casi esquizofrénico, alguien que debe ir cambiando radicalmente de pensamiento a cada paso para que su mascarada no sea descubierta, para que nadie sepa que ha organizado de forma anónima una de las mayores revoluciones de la historia. Y en la descripción de este procedimiento es donde se desarrolla el punto fuerte de la narración: su conseguida vena cómica, que está bien secundada por una acertada agilidad en la escritura.
Cuando cierra este libro, es el propio lector el que debe sacar sus propias conclusiones: ¿Repila nos está advirtiendo de algo? ¿la novela es un mero divertimento, un esperpento que lleva hasta sus últimas consecuencias el espíritu de nuestro tiempo o hay algo más? Lo mejor es considerarla una curiosa pieza del género distópico, una especie de Cuento de la criada, pero al revés.