El aliento de la memoria y la escritura

Publicado el 06 agosto 2024 por Luisritx2
Omar Cristiam Santos 
Hoy, el taller "Arte y Cultura Escrita" en el marco de la RIDEF se ha convertido en un tapiz de recuerdos entrelazados, una danza de imágenes y palabras en el vasto escenario de la memoria. En este segundo día, como si por arte de magia, los fragmentos del pasado tomaron forma, guiados por las manos de quienes, con pasión y dedicación, se entregaron al arte de la narración.

Comenzamos nuestro viaje con la leyenda del murciélago, ese relato precioso que el gran escritor oaxaqueño Andrés Henestrosa inmortalizó con su pluma. En su historia, el murciélago, antaño el ser más hermoso de la creación, perdió sus plumas, un símbolo profundo de la transformación y la pérdida. Como lo decía Célestin Freinet, "La vida está llena de signos y, a través de ellos, podemos descifrar los mensajes del alma". Y en el eco de sus palabras, cada relato desentrañaba un fragmento del alma del pasado.
Pasamos, como ríos que se bifurcan, a la interpretación del poema "Cuando pasas" de Jairo Aníbal Niño. En la poesía, hallamos un espejo en el que nuestros pensamientos y emociones se reflejaban con claridad. Así, bajo la luz de la inspiración, nuestras voces tomaron vida a través de las láminas de Kamishibai. Este arte antiguo, un cuentacuentos visual, nos permitió compartir nuestras adaptaciones y darles forma con el calor de nuestra voz, como lo dijera Freinet, "La escuela debe ser el reflejo de la vida y el arte, la expresión de lo que llevamos dentro".

La creación se convirtió en un desfile de visiones, cada una brotando del alma de sus creadores. Cada historia, cuidadosamente adaptada con el Método de los Nueve Enunciados, se transformaba en imágenes y palabras, una metamorfosis que Freinet hubiera admirado profundamente: "El pensamiento fluye cuando las manos están ocupadas en crear". Los espacios en blanco se llenaron de líneas, y en ese acto de escribir y dibujar, el recuerdo se convirtió en palabra y la palabra en imagen.
Hoy, la memoria se ha convertido en un lienzo en constante evolución, pintado con los matices de nuestras historias. La conexión entre el pasado y el presente, entre la escritura y la ilustración, es un lazo íntimo que nos invita a explorar más allá de las fronteras de la realidad. Cada trazo, cada palabra, cada imagen, es un testimonio de nuestra capacidad para transformar lo efímero en eterno.
Es en este proceso donde encontramos el verdadero valor de la escritura: en la capacidad de transformar la memoria en arte y en la magia de compartir nuestro universo interior con otros. Invito a todos a unirse a este taller, a ser parte de esta travesía donde cada recuerdo se convierte en una historia, cada historia en una obra de arte, y cada obra de arte en un puente que une nuestras almas.