Las nuevas tecnologías han abierto en el mundo de la empresa una nueva forma de trabajar. La unidad de trabajo ya no se mide por individuo sino por equipo.
La mayoría de proyectos necesitan aunar esfuerzos entre profesionales de diversas especialidades. Programadores, diseñadores, distribuidores y analistas deben trabajar de forma coordinada e interactiva.
Cada vez se realizan menos trabajos de forma individual y/o en cadena y por el contrario cada vez se realizan más trabajos en equipo.
Cuando la gente se reúne a colaborar, ya sea en una reunión de planificación o de equipo para un proyecto, se forma una especie de Cociente de Inteligencia Colectiva. Este CI Colectiva no es la suma de los talentos y habilidades de todos los implicados ni el promedio de CI académicos de los componentes, sino el de su capacidad de trabajar en armonía social, de su habilidad en poder compartir y expandir conocimientos e ideas, todo ello en un clima favorable, con mínimas tensiones y con un objetivo común: realizar con éxito el proyecto.
Un grupo con armonía social resulta más productivo y eficaz que otro compuesto por individuos con idénticos talentos pero sin esta habilidad.
Las tensiones internas, la competitividad entre los miembros y la poca comunicación entorpecen los resultados. En los grupos formados por gente muy técnica y especializada (cada uno sabe mucho de lo suyo) pero sin habilidad para relacionarse o con tendencia a llevarse mal, el CI grupal baja considerablemente.
De las investigaciones que se han realizado sobre la inteligencia grupal se ha deducido que los grupos más eficaces y productivos son los que tienen entre sus miembros algún componente especialmente “diestro” en establecer esta armonía.
Se trata de personas (pueden ser líderes formales o no) con habilidades sociales. Saben cultivar las relaciones, mantener amistades, resolver conflictos, empatizar con los demás y trabajar cooperativamente.
Estas destrezas sociales favorecen mucho la optimización de los recursos. Pueden saltarse circuitos largos o dificultosos preestablecidos, porque saben a quién acudir para obtener un determinado dato, una información o una entrevista. No me refiero a obtener información de forma fraudulenta, por influencias de poder, enchufes o sobornos, me refiero a personas con habilidad en las relaciones interpersonales, con iniciativa, que se hacen con todo el mundo y que saben a que se dedica cada uno. Con una llamada pueden informarse de quien lleva un determinado tema y avanzar muchísimo el proyecto. No se trata de individuos egoístas e interesados que se relacionan con los demás sólo por lo que puedan obtener de ellos, sino gente abierta, comunicativa, hábil en limar asperezas, dispuesta a dar y a recibir.
No es de extrañar que estas personas no sean las más altamente especializadas ni con más conocimientos técnicos, pero si lo son en dinamizar el grupo y aumentar el nivel del cociente de inteligencia colectiva.
Son catalizadores de sinergia. En definitiva, el “alma” del grupo.
Que tengáis un buen día.
Montse
Referencias: Inteligencia Emocional de Daniel Goleman
Talento para dirigir con éxito, articulo de Raquel Lorenzo ( en degerencia.com)