La típica historia: chico conoce chica, chica y chico se enamoran, chica ve morir al chico en un pavoroso incendio, tras lo cual el espíritu del chico abrasado empieza a apoderarse del cuerpo de la chica, que ve cómo en su cuerpo empiezan a aparecer quemaduras y llagas. Chica acude a médicos para que le den una explicación al extraño fenómeno, espíritu del chico recuerda a la chica que le debe un respeto y que le debe ser fiel, vaya a ser que a la chica le de por superar el trauma vivido en brazos de un tercero… en las manos de cualquiera, la historia no daría más que para una comedia absurda (protagonizada por Will Ferrell) o para material con el que encender barbacoas; en las manos de Mecano, ese extrañísimo fenómeno de nuestra historia pop en el que conviven en perfecta armonía la mayor genialidad y el ridículo más espantoso, dio para una estupenda canción.
No es desde luego “¿Dónde Está El País De Las Hadas?” (CBS, 1983) el disco mejor valorado en la discografía de los madrileños, ni el más querido siquiera por sus más acérrimos seguidores. Digamos que el trío echó toda la carne en el asador con el tema de presentación del álbum (una “Venus” que, sin ser tan redonda como lo habían sido los sencillos de su disco de debut, sí alcanzó un gran éxito comercial) y para cuando promocionó el fallido pasodoble-pop “La Fiesta Nacional“, la gente tuvo la sensación de que ya estaba todo el pescado vendido. Puede que eso explique, en parte, que “El Amante De Fuego“, tercer y último single de aquel largo, sea esa canción que “te suena” de Mecano pero siempre haya quedado en un discreto segundo plano, y es muy probable que el trágico timing -el tema fue lanzado como sencillo un 14 de noviembre de 1983, y apenas un mes después se producía el terrible incendio de la discoteca Alcalá 20 en el que morían 81 personas- tampoco ayudara precisamente, pero ni una cosa ni otra pueden ensombrecer el hecho innegable de que la línea de sintetizador sobre lo que se arma la canción es fabulosa ¡Si la descubre Samuel T. Herring (Future Islands) enloquece!
La canción, compuesta por Nacho Cano, explota en un auténtico frenesí tecno-pop a partir del 1:30 y ni la delirante letra ni la siniestra secuencia de notas del estribillo consiguen hundirla: nos pongamos como nos pongamos, cuando los Mecano pulsaban la tecla adecuada, eran infalibles. Y a fin de cuentas, quién como ellos en esos años ochenta de nuestro país entendió la alquimia con la que fabricar la perfecta canción pop: un asombroso ejercicio de equilibrio sobre las intenciones artísticas, la pulsión rítmica que induce al baile y la más saludable (y ellos nunca lo esconderían) superficialidad.