El estudio incluyó a 84 bebés a quienes se dio seguimiento desde el nacimiento hasta los dos años. La irritabilidad se evaluó en un plazo de un mes tras el nacimiento, y se basó en las reacciones de los bebés a una serie de pruebas, que incluían ser desvestidos y escuchar el sonido de una campana. Alrededor de un tercio de los bebés fueron calificados como altamente irritables, y dos tercios como moderadamente irritables.
El vínculo de los bebés con sus madres se evaluó a los doce meses, y se basó en su conducta con sus madres. Los bebés con vínculos seguros se volvían hacia sus madres cuando se sentían angustiados, mientras que los bebés sin vínculos seguros no lo hacían.
A los 18 a 24 meses, las reacciones de los niños a los adultos y juguetes desconocidos fueron evaluadas por los investigadores de la Universidad de Maryland.
Los niños pequeños que eran altamente irritables al nacer eran los más sociales si tenían un vínculo seguro con sus madres, pero los menos sociales eran los que tenían un vínculo inseguro. El estudio también halló que los niños pequeños que eran altamente irritables cuando acababan de nacer y tenían un vínculo inseguro eran los menos capaces de explorar cuando ya empezaron a caminar.
La calidad del vínculo no afectó ni la sociabilidad ni la exploración de los niños pequeños que eran moderadamente irritables al nacer.
El estudio aparece en la revista Child Development.
Los hallazgos sugieren que las medidas para promover la vinculación entre niños y madres podrían ser especialmente importantes para los recién nacidos altamente irritables, señalaron los investigadores.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare HealthDay