El amor del viajero

Por Bbecares

Hoy, en este blog de viajes y aventuras, voy a contaros una historia sobre la que algunos piensan que es la más bonita aventura del mundo: el amor.

A los que seáis cotillas ya os aviso que no voy a andar contando mi vida amorosa en verso, eso sólo me interesa a mí. Os voy a contar las impresiones recopiladas en los últimos años andando por el mundo y conociendo a gente y también  a parejas de unos días o incluso parejas que llegaron a ser de años.

El post puede referirse a viajeros que se encuentran en un algún lugar algún momento de sus vidas, a un viajero que conoce a una persona local en su destino, a sabiendas de que algún día va a partir e, incluso, también a dos personas que aunque no siempre son viajeras, se van de vacaciones y encuentran a su amor, que resulta que vive en un lugar  bastante lejos en la vida real. Los amores de viajeros son un poco como los romances de verano, pero ya de mayores y con mucho menos ‘pavo’.

Mi teoría principal es que para la vida del viajero el tema amantes-novios es muy fácil. Fácil en el sentido de que no surgen esas complicaciones típicas que pueden surgir a las parejas ‘sedentarias’ (voy a llamar así a las de dos personas que se conocen en un sitio y viven en ese sitio y tienen pensado seguir viviendo ahí). No hay problemas como ‘que pasa si me pillo mucho por él / ella y luego pasa de mí’ … o ‘no quiero quedar tan a menudo que parece que esto se pone serio y me agobio’.

Nada de eso. Al contrario. Con una pareja que te encuentres en un viaje puedes ser lo más cariñoso o cariñosa que quieras, podéis disfrutar al máximo, pasar el día entero juntos… Porque sabéis que se va a acabar dentro de unos días o semanas, cuando uno de los dos pille la maleta al siguiente destino. Y se acaba así, sin complicaciones.

Por eso lo de que los marineros tienen un amante en cada puerto, porque simplemente nunca acaban a mal con ninguna de sus queridas. No hace falta recurrir a las excusas baratas de romper una relación con alguien que estás conociendo. No hacen falta frases como ‘no eres tú, soy yo’ o ‘no soy lo suficiente bueno para ti’. Nada. Son relaciones que siempre acaban bien, sin rencor, simplemente porque ya hay un billete comprado a otro destino. Y pueden acabar con frases del tipo ‘te echaré de menos’ o ‘qué pena que tengas que irte’. Así que los amantes viajeros quedan como asuntos pendientes si la vida los vuelve a reunir.

Además de que tengo que decir, que los viajeros son gente bastante ‘buenrollera’, que andan por la vida muy alegres y suelen estar siempre a bien con todo el mundo, lo que también incluye que son todo buenas palabras de cariño.

Los romances de viajeros suelen ser bastante intensos. Cuando andamos lejos de casa, nuestros ‘amigos’ pasan a ser personas con las que nos encontramos en nuestros destinos. Así, no solo pasa con los romances, sino que también conoces a gente y a las dos horas ya parecéis amigos de toda la vida, porque es común encajar en personalidades y porque probablemente hagáis millones de planes juntos para los días que coincidáis en el mismo lugar. Con las parejas es lo mismo. Pasas de no conocerte a ser casi como marido y mujer. Aunque con fecha de caducidad.

Ahora la eterna pregunta, que ya me han planteado varias personas, casi siempre de gente que se ha enamorado de un chico o chica que vive en otro país: ¿y si te enamoras? Ay amigos viajeros, eso es un tema distinto. Para empezar, si andas por ahí de nómada (o si te enamoras de alguien que lo sea), mejor tener las cosas claras.

La verdad es que no he conocido a mucha gente que ande itinerante por el mundo y vaya en busca del amor. Suele ser al contrario. Van en busca de libertad y experiencias.

Pero bueno, ¿y si sucede?  Porque los sentimientos no siempre son fáciles de controlar… Si te enamoras, yo creo que la cosa es complicada. Y es que, donde ya hay que hacer compromisos en las que yo llamo la pareja sedentaria, imagináos el gran paso que habría que dar para estar junto a tu amado, cuando andas de paseo por el mundo.

Puede suceder que decidáis una relación a distancia hasta que encontréis el punto intermedio, ese compromiso que a los dos os sirva. Es complicado. Pero es viable, muchas parejas lo han hecho. Eso sí, tienes que tener muchísima gana porque supone mucho esfuerzo. También puede suceder, esta para los más románticos, que dejes tu vida nómada para instalarte en el país de tu amado o amada… un GRAN compromiso. Otra opción, es que sigáis cada uno con vuestras vidas, charlando de vez en cuando y soñando con que algún día el destino os vuelva a unir, que nunca se sabe. Esta última es mi favorita, será por eso que dicen sobre que los piscis somos unos soñadores.