El amor en la poesía china

Por Tiburciosamsa

Un chino clásico pensaría que el amor ocupa un lugar desmesurado en la poesía occidental. El amor es como los palominos en los calzoncillos: todos sabemos que existen, pero no vamos exhibiéndolos. Como mucho, el poeta clásico chino escribirá una poesía llena de alusiones veladas y dejará que sea el lector el que adivine la historia que hay detrás.
Li Shangyin, que tiene fama en China de poeta amoroso, lo que no es necesariamente un piropo, escribió algunas poesías tan oscuras, que sin notas a pie de página, el lector no llega a enterarse de que está ante un poema de amor, que seguramente tuvo una destinataria de carne y hueso.
En la séptima noche vino a la hora fijada.Las pantallas de bambú de la recámara interior no se han levantado desde entonces.En la rueda de jade donde mira la liebre la oscuridad empieza a crecer.Al coral en la red de hierro aún le tienen que salir las ramas.He estudiado magia, puedo detener el ocaso del día:He cogido papeles de fénix y he escrito mi amor.“El Cuento del Emperador Wu” es un simple testigo:Nunca dudes que el mundo de los hombres puede compartir su conocimiento.”
No me he enterado de nada, aunque los versos primero y quinto me gustan mucho. Su traductor, A.C. Graham, viene a afirmar que da lo mismo que yo me haya enterado de algo. La dama a la que iba dirigido, seguro que lo cogió al vuelo y pasó con Li Shangyin una noche la mar de divertida.
Uno de los poemas chinos más románticos pertenece a Lu You, que escribió durante la dinastía Song. Lu You se casó con su prima Tang Wan, de la que luego se divorció a causa de la presión familiar, un clásico tanto aquí como en China. Tanto Lu You como Tang Wan se casaron con otras personas. Un buen día coincidieron en un picnic. Tang Wan, con la aquiescencia de su marido, le envió una cesta con sus comidas y bebidas favoritas. El gesto conmovió a Lu You, que tal vez no la había olvidado del todo, y se puso a escribir un poema en la pared del templo:
Una visión de manos rosadas y suavespreparando este vino Huang Teng,por toda la ciudad la primaveraha teñido los sauces fuera de los muros.El viento del este es duro, por haber rebanado nuestro amor feliz,mi corazón me pesa por todos estos años de haberte buscado.¡Todo fue un error, un error, un error!La primavera es lo que siempre fue, pero tú y yo estamos extraviados sin remisión.Las lágrimas que vertieron las sirenas han teñido de rojo el pañuelo,los pétalos de melocotón han caído en los estanques y las torres del templo.Aunque mi promesa de amor es todavía sincera,mi carta no puede ser entregada.¡Nuestro amor ya no puede ser, ya no puede ser, ya no puede ser!”
En Occidente Lu You y Tang Wan se habrían tirado a la piscina, habrían reanudado la relación, habrían echado unos polvos memorables a cuenta del pasado y, según el escritor, todo habría terminado en drama (Flaubert, por ejemplo) o en final feliz (Henry Miller, por ejemplo). En África, Lu You y Tang Wan se habrían enrollado, el marido de Tang Wan se lo habría montado con su secretaria y la mujer de Lu You con el vecino y entre todos habrían montado un carajal de lo más divertido. Pero esto es la China confuciana, Tang Wan replicó con un poema cuya moraleja es “agua y ajo”:
Los sentimientos mundanos son delgados, las relaciones humanas siempre han sido ásperas.Cuando llueve en el crepúsculo las flores se doblan.El viento de la mañana sopla y seca algunas de mis lágrimas,desearía escribir lo que hay en mi corazón,pero todo lo que puedo hacer es murmurar, mientras me apoyo en la barandilla.Oh, es difícil, es difícil, es difícil.Hemos ido por caminos distintos, hoy no es como ayer.Mi alma enferma es como la cuerda de un columpio,El bugle suena fresco, es tarde en la noche.Temiendo que la gente pudiera preguntarme porqué lloré,me trago mis sollozos para pretender que soy feliz.Vivir es mentir, mentir, mentir.”
Tal vez los poemas de amor más hermosos y tristes sean los dirigidos a alguien que ya no nos puede responder. El 20 de enero de 1075, Su Dongpo tuvo un sueño y al despertarse se acordó de su mujer, que llevaba muerta diez años, y escribió el siguiente poema:
En estos diez años que yo he vivido y tú has estado muerta,No hemos tenido noticias el uno del otro.Nunca he pensado en ti,pero es tan difícil olvidar.A mil millas está tu tumba solitaria,no hay lugar en el que te pueda hablar de mi tristeza y mi soledad.Incluso si nos encontrásemos, no me reconoceríaspolvo en la cara,patillas escarchadas.La pasada noche soñéque de repente volvía a casa. Junto a la ventanita enrejada,te peinabas el pelo.Nos miramos sin palabras.Sólo había mil filas de lágrimas.Espero año tras año que este dolor vuelva a mi corazón,en las noches a la luz de la lunamis pensamientos van a la colina del pino bajo [se refiere al sitio donde estaba enterrada su mujer].”