El amor en los temas de Extremoduro (un San Valentín diferente)

Por Alberto C. Molina

Deltoya/Amm 03

No podía dejar marchar el 14 de febrero sin más, como cualquier blog de vecino. Se estila mucho una balada en el día de los enamorados y de los odontólogos —después de tanta pastelada, pastelona y pastelón las consultas amanecen de bote en bote— y punto, a la cama que mañana será otra historia. Pero hay que ser originales, así que de cena, una genuina canción psicodélica como es Sunshine of Your Love, y de postre, Extremoduro, porque no hay ninguna errata en el título ni por qué atragantarse.

La frontera entre amor y música puede llegar a ser muy estrecha, pero pocas bandas habrán abordado el asunto de marras de una forma tan particular  como la que lidera Roberto Iniesta. Les podrán tachar de pesimistas, de quedarse con lo malo y no con lo bueno como haría Adolfo “Fito” Cabrales, y de animales, pero es que el amor también consiste en malos ratos, sinsabores, desencuentros, similares y preliminares —por aquello del sexo—. Las letras de Extremoduro hablan de todo eso en líneas generales, con la naturalidad y la crudeza con que suceden. Sin paños calientes ni eufemismos de ninguna clase, dejando para la posteridad citas y versos dignos de reproducir aquí y donde haga falta. Sin embargo, siempre se da alguna excepción, como también vemos a continuación.

Romperás, Rock transgresivo (1989-1994)

«Romperás con tu voz mil silencios que habitan en cada rincón

y olvidar de un tirón todo el tiempo que paso esperando tu amor»

Tu corazón, Somos unos animales (1991)

«Mi corazón, que lo perdí en un mes de mayo

se lo encontraron en un bar donde se moja con luces rojas»

Quemando tus recuerdos, Somos unos animales (1991)

«cada vez que la miro me salen granos

cada vez que la miro me pongo tieso

cada vez que la miro me pega el palo»

Sol de invierno, Deltoya (1992)

«Ni ella era la reina de las aves ni yo le puse cara de ratón
ni ella iba volando por el cielo ni me comió el corazón»

Con un latido del corazón, Deltoya (1992)

«y a medianoche, mi corazón empieza a latir. Tac, tic, tac…»

Papel secante, Deltoya (1992)

«acompáñame si quieres hacer que me sienta bien
y ponte del revés si quieres hacer que te sienta bien»