En 1948, en pleno estalinismo, la “Literaturnaya Gazeta” afirmaba que “la ley de nuestra estética es que cuanto más realista sea nuestra literatura, tanto más romántica será.” ¿Suena contradictorio? Sólo hace falta un poco de paja mental con bastante ideología para que todo cuadre: el romanticismo surgía de la búsqueda de un ideal que estaba más allá de la realidad. Gracias al padrecito Stalin la realidad ha incorporado ese ideal. Realismo y romanticismo han convergido. Ahora, cuando el artista romántico quiera partir en búsqueda de ese ideal, lo que tendrá que hacer es reflejar fielmente esa realidad.
Por si no hubiese quedado claro lo que se esperaba del artista, Jrushov declaró en una asamblea celebrada en 1956: “Es preciso que la actividad creadora en el terreno de la literatura y el arte esté impregnada del espíritu de la lucha por el comunismo, que infunda en los ánimos la confianza, la fuerza de las convicciones, que desarrolle la conciencia socialista y la disciplina de grupo.” Grandioso, pero ¿y si todo lo que yo, escritor, quiero es escribir una sencilla historia de amor? Vladimir Nabokov en su “Curso de literatura rusa” presenta un ejemplo de lo que ocurre cuando ideología, construcción del socialismo y novela romántica se entremezclan. Es un fragmento de “El gran corazón” de Antonov, una novela de 1957:
“Olga guardaba silencio.-¡Ah!- exclamó Vladimir- ¿por qué no podrás amarme como yo te amo a ti?- Yo amo a mi país- dijo ella.- Y yo también- dijo él.- Y hay algo que amo aún con más fuerza- continuó Olga, librándose del abrazo del joven. - ¿Y qué es?- quiso saber él.Olga posó en él sus límpidos ojos azules, y respondió con rapidez:- El Partido.”
Me imagino el acojone que le debió de entrar al pobre Vladimir: estaba incitando a Olga a que le pusiera cuernos al mismísimo Partido. Suficiente como para pasar el resto de sus días en Siberia.
Hay un sitio en el mundo donde este tipo de literatura tan divertida todavía se practica: Corea del Norte.
Si el amor entre seres humanos en Corea del Norte tiene que ser un poco difícil, entre personajes literarios ya ni hablemos. Han Jung-Mo y Jeong Seong-Mu escribieron un libro sobre teoría literaria en tiempos de la juche (la juche es el pensamiento filosófico de Kim Il-Sung, una inmensa masturbación mental). Han y Jeong defienden que los hombres estamos compuestos de vida bio-física, que nos dan los padres, y vida política, que nos dan el Partido y el Líder. La vida bio-física es secundaria; es en la vida política en la que nos realizamos como seres humanos. Lo definitorio del ser hombre es el autocontrol; es gracias al autocontrol como uno crece en su vida política (y yo que siempre había creído que uno crece en la vida política lamiendo culos…). Uno también debe ser leal al Líder para crecer en vida política. Con estos planteamientos, amar al final va a ser contrarrevolucionario y escribir de amor, una provocación.
Han y Jeong escriben: “El Líder posee la humanidad más noble y es la personificación del carácter más benevolente. Por ello, el Líder recibe el respeto y la reverencia ilimitadas del pueblo, su apoyo y confianza absolutas (…) Nuestro respetado y amado Líder, el Camarada Kim Il-Sung, encarna las virtudes humanas más grandes, poseyendo el amor más cálido y una camaradería revolucionaria majestuosa por el pueblo, el corazón más grande y la capacidad para tolerar y aceptar a cualquiera, una modestia ilimitada y la gracia más simple. Nuestro respetado y amado Líder ha alcanzado la forma más noble de amor humano comunista que ningún otro ser humano haya alcanzado…” Cualquier escritor de novelas de amor que se ponga a la tarea, se encuentra por tanto con dos hándicaps: ya existe un ser humano excelso, frente al cual, cualquier héroe amoroso que uno pueda inventar, resulta una mierdecilla; lo esencial de la vida humana es lo político, retratar lo bio-físico de los personajes, lo que incluye el amor romántico, es un poco como mostrarlos en paños menores, en plena diarrea.
El estudioso de temas coreanos B.R. Myers ha escrito: “Corea del Norte es un país en el que toda la actividad cultural está sometida a las necesidades del Partido de los Trabajadores. Incluso una sencilla historia de amor, por ejemplo, tendrá un mensaje propagandístico: un hombre se enamorará de una mujer porque tiene la actitud correcta hacia el trabajo para el Estado.” Myers bromea incluso sobre cómo sería la típica historia de amor norcoreana: un soldado es perezoso y no barre el suelo de su tienda. Una camarada lo hace por él. El soldado perezoso regresa, lo ve y rompe a llorar, al comparar el celo revolucionario de su camarada con el suyo propio. Se compromete a esforzarse más para trabajar para el Estado y ya puestos declara su amor por su camarada tan abnegada.
Veamos lo que puede un escritor hacer con el amor en este ambiente. Yun Se-Jung escribió en los años sesenta la novela “El horno de la acerería respira”. El escenario de la novela rezuma romanticismo: hay que reconstruir un horno que fue destruido por los norteamericanos durante la guerra de Corea. Evidentemente lo que cuenta en la historia es el heroico esfuerzo de los abnegados trabajadores llenos de fervor revolucionario. Aun así Yun se ve obligado a meter una trama secundaria un poco romántica en la historia. Se ve que ni en la Corea del Norte de Kim Il-Sung los logros revolucionarios bastan para interesar a los lectores.
Sang-Beom es uno de los técnicos. Perdió a su mujer y a su hijo durante la guerra. Tiene una hija de ocho o nueve años. Hak-Sil es una de las obreras. Su marido murió también en la guerra. Sang y Hak se conocen desde pequeños. Lentamente va creciendo entre Sang y Hak lo más parecido a una tensión erótica de lo que es capaz un escritor norcoreano. La escena crucial en esta trama viene cuando Sang decide que se tiene que casar con Hak y va y se lo dice… al hermano mayor de Hak.
“- Camarada Byeong-Hun [es el hermano mayor de Hak].- …- Hace algún tiempo me sugeriste que debería volverme a casar. Yo también pienso que debería.- …- Como no estoy casado, la Camarada Hak-Sil parece estar angustiada. De verdad lo siento.- Camarada Sang-Beom, honestamente, a mí también me ha dolido…Ya pertenece al pasado, pero entonces [se refiere a cuando Sang y Hak eran pequeños y estaban próximos el uno del otro] si hubiese dirigido a Hak-Sil con más cuidado, Hak-Sil habría sido más feliz. Lo mismo me parece contigo.- No pude expresarme con claridad con Hak-Sil entonces, y me siento responsable por ello. - …- Camarada Byeong-Hun, hace algún tiempo, mi madre me habló de la camarada Hak-Sil. Parece que había estado pensando en esto con mucho cuidado. También me preocupa Bang-Seon [su hija]. Confío en que Hak-Sil pueda formar una familia. El corazón de Byeong-Hun se sintió abrumado por las palabras de Sang-Beom que estaban llenas de buena voluntad, pero no pudo responder. Siguió caminando, en estado de shock. - Camarada Byeong-Hun, por favor perdona mis faltas. No pude evitar hacerte esta confesión esta noche.- Camarada Sang-Beom, te lo agradezco. Por favor, educa a Hak-Sil como a tu camarada revolucionaria.”
A mi yo romántico la escena le ha dejado como bastante frío. Pero claro, es que Yun ha dejado toda su emotividad para las escenas en las que aparece el Querido Líder. El Querido Líder va a visitar las obras y…
“Sang-Beom hizo una reverencia al Gran Líder con el mayor respeto.- Gran Líder…Estaba abrumado y perdió la voz. El Gran Líder lo entendió y le estrechó con fuerza las manos.- ¡Estás trabajando aquí! [ya habían coincidido en el pasado y el Gran Líder es tan listo y tan atento que no se le despinta una cara]. ¿Cómo has estado?- Yo…Sang-Beom estaba simplemente demasiado conmovido y la vista se le nubló con las lágrimas. Hoy es sólo el tres de enero y el primer día laboral. El Gran Líder postpuso centenares de otros asuntos de los que tenía que ocuparse para venir aquí y encontrarse con nuestros obreros… ¿Cómo podemos comparar un amor y una confianza tan enormes con nada de este mundo?”
¡Qué bonito! Esto sí que me ha emocionado mucho más que cuando Sang-Beom confesó que se quería casar con Hak-Sil. Sugeriría a Yun que reconvirtiera la novela en una novela romántica homosexual. A la vista del Gran Líder, Sang-Beom descubre lleno de celo revolucionario cuál es su verdadera orientación sexual. El Gran Líder es tan bueno que no se puede negar y además, le apetece. Ambos se dan un beso y caminan abrazados hacia el horizonte. Y fueron felices y comieron perdices.