Sigo recordando con muchísimo cariño la lectura de La amiga estupenda y las tres novelas que completaron la tetralogía. Descubrir a Elena Ferrante fue uno de mis mayores placeres literarios y sin dudarlo he seguido leyendo todo aquello que ha ido publicando y, si no hay nada nuevo, voy a por sus anteriores libros.
Y ese ha sido el caso de El amor molesto, primera novela de la autora publicada en 1992 y cuyo título ya nos adelanta cómo hay amores que, por bellos que sean, pueden resultar molestos. En esta ocasión nos adentra la autora en la historia de Amalia y Delia, madre e hija, una historia de dos perfectas desconocidas.
No es raro que sean de nuevo las mujeres quienes lleven el peso de la narración y que Nápoles vuelva a ser el escenario de una historia que rezuma la violencia contenida de sus personajes y una suerte de hostilidad que empapa cada palabra escrita en una novela tan sofocante como sórdida y en la que Elena Ferrante da los primeros pasos en la prosa incisiva que la caracteriza.
Incisiva también a la hora de hablarnos de la intimidad de sus personajes y de las emociones que los asolan de forma que entramos de lleno en los sentimientos que invaden a Delia tras la extraña muerte de su madre y de cómo la vuelta al conservadurismo y a la violencia, tanto implícita como explícita de aquella que fue su ciudad y de sus gentes, consiguen desestabilizar el conocimiento de la mujer que creía ser.
Una lectura interesante y muy recomendable para para aquellos que quieran conocer los primeros pasos de una gran autora.