El ángel

Por Alejandropumarino

Mi fotógrafo habitual colaborador del espacio, me remite esta otra instantánea de la Iglesia de San Lorenzo, sin iluminación nocturna y con la proyección de un querubín por encima de su puerta principal. La verdad es que es el único símbolo religioso de estas fiestas laicas, como el propio Estado; el resto de motivos ornamentales se reduce a idílicos paisajes nevados, estrellas y abetos, en la línea de aquel Madrid Gallardoniano con tan peculiares luminarias. Tiene derecho la Iglesia a proyectar estas imágenes en tiempo navideño, incluso aunque no fueran fechas tan señaladas pues, al fin y al cabo, no hace más que gala de sus creencias. Más complicado me parece la celebración de una Navidad laica, una Semana Santa laica y un bautismo laico, como llegaron a hacer algunos conspicuos del progresismo militante. Queramos o no, nuestra sociedad tiene una larga tradición cristiana, que no podemos eliminar de un plumazo por más que prohibamos en nombre de la libertad, y hasta el propio calendario que utilizamos todos, cuenta los días desde el nacimiento de Jesucristo. Independientemente de nuestras creencias, me parece absurdo estar en contra de nuestras tradiciones, que parece algo tan contra natura como avergonzarse de los propios padres. Puede uno ser creyente, o no, practicante, o no, agnóstico, budista o lo que le de la real gana, pero la imagen de un belén con angelitos no parece que pueda ofender a nadie, cuando además, es la base de la fiesta y el exponente de una tradición milenaria. Borrarla de las paredes es la vergüenza que sentimos sobre nuestro pasado y nuestros orígenes.

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