El Ángel de la Justicia

Por Maje

La justicia es la virtud que une a todas las demás. Para Platón, la justicia consiste ante todo en que el ser humano establezca el correcto equilibrio entre las tres partes del alma. Según él, la justicia no es tanto una actitud social cuanto una propiedad del alma. La justicia es buena para el alma y proporciona a los tres ámbitos -la razón, el sentimiento y el apetito- lo que le pertenece por derecho. Por el contrario, Aristóteles entendía la justicia como una virtud social. Justo es el ser humano que media con criterio imparcial entre dos grupos rivales. Durante la Edad Media, la figura de la justitia (justicia) se representaba siempre con una balanza, una espada y una venda en los ojos. La justicia consiste en sopesarlo todo correctamente, pero también en pronunciar un veredicto, decidir y, además, hacer que se cumpla esa decisión. Asimismo, la justicia tiene que hacer distinciones entre las personas. El hombre justo procura prescindir de vínculos y preferencias personales. Lo que quiere es hacer justicia. Pero si hacemos justicia y no tenemos en cuenta a la persona, la justicia puede resultar cruel. En latín se dice: Fiat justitia, pereat mundus, que traducido al español significa: que se haga justicia aunque se hunda el mundo. En este caso, la justicia se entiende como implantación del derecho, incluso por encima del bienestar de la persona. El derecho es más importante que la persona. Entonces la justicia se entiende como juicio. El que transgrede la ley es juzgado y castigado.
El ángel de la justicia desea mostrarnos otra actitud del alma. La verdadera justicia consiste en dar a cada uno lo suyo y en hacer justicia a todos y cada uno de los seres humanos. En definitiva, es el derecho a una vida auténtica el que permite que se haga justicia a cada una de las personas. Aquel a quien se hace justicia vive rectamente; de él puede decirse que se ha incorporado. En la raíz de la palabra alemana Recht (derecho) está también el verbo latino regere, que significa regir, dirigir, enderezar, dominar. La actividad de dirigir corresponde al rex, al rey. Así la justicia es la virtud de los reyes. El hombre justo es el hombre recto, el hombre que es ordenado en sus cosas, el hombre al que se hace justicia por cuanto se atiende a sus diferentes necesidades, pero también él hace justicia al prójimo y le trata correctamente. En este sentido entiende la Biblia la justicia. Por eso elogia al justo y lo contrapone siempre al malvado. El hombre justo es a la vez el bueno, el que está en armonía con Dios y vive de acuerdo con sus mandamientos. Se muestra firme ante la ley, pero al mismo tiempo es bondadoso con las personas. No reclama su derecho, sino que hace justicia a su amada, porque no la avergüenza acusándole en público. En Pablo, el tema de la justicia ocupa un lugar central. Se pregunta si el ser humano es justo por sí mismo, o si puede convertir en realidad su justicia con buenas acciones, o si es Dios quien hace justo al ser humano. Y Pablo defiende la idea de que nuestra justicia procede de Jesucristo: que, en Jesús, Dios nos hace justos, nos convierte en verdaderos seres humanos, nos moldea como conviene a nuestra alma. Toda vez que, de acuerdo con Dios, somos seres correctos, ya no necesitamos justificarnos, estamos libres del imperativo de tener que hacerlo todo correctamente. Así, para Pablo la justicia es una imagen de la salvación que Cristo nos ha proporcionado. Cristo nos ha liberado de nuestra injusticia y nos ha hecho seres íntegros.
El ángel de la justicia desea enseñarte cómo puedes vivir correctamente, cómo puedes hacerte justicia a ti mismo y a las personas de tu entorno, para que puedan vivir correctamente. Harás justicia a tus necesidades cuando les prestes oído y las tengas en cuenta, y cuando encuentres un camino entre la obligación y el deseo que tenga en cuenta los dos polos. Hacer justicia tiene que ver también con el equilibrio. Yo tengo que encontrar un equilibrio entre los diferentes intereses que se enfrentan en mi interior. Y tengo que dejar que impere la justicia entre los intereses antagónicos de las personas de una comunidad o de todo el mundo. La justicia es una solución que beneficia a todos, con lo que todos pueden vivir bien.

Que el ángel de la justicia esté siempre contigo, cuando busques el equilibrio entre las diversas tensiones de tu corazón, entre tu deseo de libertad y tus obligaciones con la familia, entre la proximidad y la distancia, entre el mantenimiento de tu opinión y la apertura a los deseos de los demás, entre tu derecho a la vida y el derecho de los demás, entre tu criterio, que para ti es correcto, y las expectativas que otros han depositado en ti. Y que un ángel te acompañe cuando busques una solución para un grupo que se halla en un conflicto que a primera vista no tiene solución. Que el ángel te eleve para que puedas vivir correcta, recta, auténticamente, para que te hagas justicia a ti mismo y hagas justicia a tu hermano, a tu voluntad y a la voluntad de Dios.
"Cincuenta ángeles para el alma" de Anselm Grün