Con el pálido empate frente a Arabia Saudita, terminó el año para la Selección argentina. Si bien aún queda la revancha del “Superclásico de las Américas” contra Brasil, la floja actuación de hoy fue el último partido del equipo integrado con jugadores que se desempeñan en Europa, por lo que llegó el momento de mirar hacia atrás y repasar el rendimiento del equipo en 2012.
El último partido del año fue bastante pobre.
A la hora de hacer un análisis, inevitablemente lo primero que se mira son los resultados. Y en este apartado, no quedan dudas que el año fue bueno: por Eliminatorias, Argentina disputó cinco encuentros, con un saldo de cuatro victorias (que incluyeron, por ejemplo, goleadas a Uruguay por 3-0 y Ecuador por 4-0) y un empate, lidera las posiciones y tiene un pie en el Mundial (le lleva ocho puntos al cuarto, último que clasifica directo). Además, si contamos los amistosos, el equipo de Alejandro Sabella suma tres victorias (frente a Suiza, Alemania y Brasil), el empate de hoy y una caída frente a la Verdeamarela, aunque este último partido fue disputado con la llamada “Selección local”.
Sabella cerró un buen año al frente de la Selección.
Luego de llegar a la conclusión de que los resultados del 2012 fueron claramente positivos, toca analizar el rendimiento del equipo. En este punto, a pesar de tener algunos partidos malos, como el empate 1-1 en Perú, las sensaciones también son buenas. El técnico juntó a Lionel Messi con su mejor socio, Sergio Agüero, y de esta manera la Pulga finalmente rindió en el equipo nacional de manera parecida a como lo hace en el Barcelona. Las otras cartas ganadoras, Ángel Di María y Gonzalo Higuaín, también se sienten cómodos y están rindiendo a gran nivel. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Cuando Messi es bien marcado o no está en un buen día, el equipo no funciona. Y, principalmente, la defensa todavía no se termina de afianzar y se equivocan mucho, por lo que ese aspecto sigue siendo una cuenta pendiente.
Messi, el capitán, tuvo un gran nivel en 2012.
En cuanto a los jugadores que convoca, Sabella en general ha sido coherente y no hay demasiado por reprocharle, más allá de los gustos personales de cada hincha. Sin embargo, hay algunas decisiones bastante cuestionables: que Rodrigo Braña siga teniendo lugar en el equipo por sobre jugadores como Lucas Biglia o Leonardo Ponzio entre otros; que Leandro Desábato aparezca en la lista de prioridades antes que Nicolás Burdisso, Nicolás Pareja o tantos otros de mayor nivel; o que jugadores pueden ofrecer variantes interesantes, como Erik Lamela (de gran presente y goleador de la liga italiana) o Javier Pastore, no sean llamados frecuentemente por el técnico, más allá de que los tenga en cuenta para futuras convocatorias. Con respecto a los defensores laterales, si bien los que están (Pablo Zabaleta, Marcos Rojo y Hugo Campagnaro) son criticados y con razón, debido a sus recurrentes malas actuaciones, tampoco aparecen muchas alternativas como reemplazantes.
Erik Lamela, uno de los grandes ausentes en las convocatorias de Sabella.
En conclusión, el año de la Selección fue muy positivo, aunque todavía queda mucho por hacer. Si bien la opinión está bastante dividida en cuanto al entrenador, su cargo no es puesto en duda por nadie hoy en día, lo cual es muy meritorio si repasamos un pequeño dato: entre 1984 y 2003, Argentina fue dirigida solo por cuatro técnicos distintos; entre 2004 y 2011, el equipo tuvo seis conductores diferentes. Más allá de gustos, está claro que Sabella es un director técnico que analiza, piensa y trabaja. Mientras los resultados sigan acompañando, podrá seguir progresando en busca del gran sueño: que en 2014 y en “tierras enemigas”, Lionel Messi levante el trofeo que le falta: la Copa del Mundo.