Luis Videgaray es el anti-Peña Nieto. El gobernador del Estado de México es carisma, antes que nada. El priista diputado presidente de la Comisión de Presupuesto es apocado, tímido. A uno la cámara de televisión lo ama. Al otro digamos que lo quiere poquito.Peña Nieto parece destinado para grandes cosas; Videgaray, para ser jalado a remolque. Uno está mandado a hacer para la era mediática, el otro no. Lo imagino más cómodo en su oficina, con sus computadoras, haciendo cuentas, revisando documentos, preparando acuerdos, viendo cómo dan las dos, tres de la mañana.Me quedo con esa impresión después de la entrevista que le hizo el miércoles Marisa Iglesias en MILENIO Televisión. Videgaray venía de la mayor faena de su carrera, venía en calidad de estrella. El Presupuesto 2011 dejó contentos a todos y él estuvo en el centro de las operaciones, los amarres y las luces: 452 votos a favor, 13 en contra.Sin embargo lucía como un académico que explicaba el artículo que fotocopió para sus alumnos. Cero glamour y frases de este tipo: “El amplio consenso que se logró lo que refleja es que es un Presupuesto equilibrado, un Presupuesto que tiene equilibrio entre los sectores de la producción y entre los estados del país”.Refiero todo lo anterior porque Videgaray habría quedado en inmejorable plataforma de lanzamiento para suceder a Peña Nieto en el gobierno del Estado de México. Desde luego que falta mucho y que los dos son afines en proyecto e intereses, pero no deja de ser muy atrayente la posibilidad de observar el relevo del hombre-reflector por el hombre-apagado.De Peña Nieto por el anti-Peña Nieto.
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Fuente original: Milenium