Muy variada, su cocina preparada con ingredientes frescos y al estilo casero ocupa una parte muy importante de su cultura, pues no solo para ellos es el acto de comer sino que ese momento se convierte, tal y como también lo hacemos en España, en un momento de charla, degustación, disfrute y convivencia.
El antipasto (en italiano 'antes del plato principal'; plural: antipasti) es un tipo de entrante propio de la gastronomía italiana.
El antipasto consiste en un aperitivo servido antes de comer los demás platos (primo piatto, secondo piatto y dolce), que puede tomarse frío, como caponata, pero otros, como cacio imperio, frico,3 o supplì, que se toman calientes. Puede incluir desde las especialidades más elaboradas del chef hasta tan sencillas como aceitunas, affetati (rodajas de salami), marisco diverso, alcachofas, cuñas de frittata, etc. El objetivo del antipasto es abrir el apetito antes de la comida, sin saturar los sentidos.
En esta fase del banquete se solía ofrecer a los comensales unos 'aguamanos' con agua aromatizada con flores.
Esta disposición ya aparecía en la obra del cocinero italiano Bartolomeo Scappi (c. 1500-1577), donde distinguía entre antipasti y postpasti. Los antipasti descritos por Scappi incluyen tanto elementos dulces como: los mazapanes, los mostaccioli de Nápoles. O salados como: rodajas de lengua de ternera cocidas en vino, prosciutto acompañado con alcaparras y pasas.5 Los médicos renacentistas advertían que los antipasti «abrían el estómago» y eran aconsejados.
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