La Asociación Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (Sodepaz), y así consta en su página web, tiene entre sus valores la democracia, la justicia social o el respeto a los Derechos Humanos, entre otros.
No obstante a ello, y en contra de esos mismos valores Sodepaz ha organizado sendas concentraciones, en Madrid y en Sevilla ambas el 4 de diciembre, en homenaje a uno de los peores dictadores que el siglo XX ha conocido en Sudamérica, Fidel Castro, que ha sometido a su pueblo durante décadas sumiéndolo en un pozo de pobreza, desigualdades y ausencia total de Derechos Humanos y Democracia.
Tan, o más preocupante, como su apoyo a un dictador sanguinario son las relaciones que tiene Sodepaz con organizaciones de tinte antisemita como el movimiento BDS Rescop, que ha hecho de la coacción su principal herramienta en su intento de deslegitimar al estado de Israel.
Todos recordamos el bochornoso espectáculo de antisemitismo ocurrido el año pasado que supuso el acoso y derribo al artista Matisyahu para que no participara en el festival de música en un lamentable capítulo de “caza al judío” dentro de un marco, el artístico y musical, que debiera ser un espacio de concordia y tolerancia. Para vergüenza de la sociedad española ese escándalo traspasó fronteras.
El BDS es un movimiento que está en contra de normalizar relaciones y alcanzar un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos. No admiten la solución de dos estados, sólo uno que conlleve la desaparición de Israel y sus millones de habitantes. Coacciona a profesores, intelectuales, artistas, alumnos, empresas, etcétera, con actos que inevitablemente evocan la Alemania nazi de los años treinta.
Además de lo anterior, Sodepaz recurre sin sonrojo al más rancio libelo contra los judíos usando fuentes manifiestamente antisemitas y negacionistas como el sociólogo noruego Johan Galtup, apologeta de los “Protocolos de los Sabios de Sión” a la que define como una “herramienta útil para comprender el mundo moderno” y que afirma sin sonrojo que la influencia judía fue la que condujo al Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.
Lo trágico es que Sodepaz es una organización que se nutre principalmente de subvenciones públicas, dinero que sale de los bolsillos de los contribuyentes, y que nunca debiera usarse para dar cobertura a organizaciones que difunden el mensaje de odio y antisemitismo del movimiento BDS, naturalizando así una situación de odio hacia una comunidad, la judía, y un estado, Israel, cuyas únicas aspiraciones son vivir en Paz.
Como botón de muestra de algunas concesiones: este mismo año han recibido 84.745 € del Gobierno de Navarra, o 84.173 € en 2015, en proyectos vinculados a Addameer, organización conectada indisimuladamente a bandas terroristas. También 1.368.843 € en proyecto financiado por la Comisión Europea en 2011, 3117.574 € en 2011 de la AECID, dependiente del Ministerio de Exteriores, 217.491 € en 2012 de la Agencia Andaluza de Cooperación, ó 139.603 € de la Diputación de Vizcaya en 2012. Y la suma sigue, año tras año, institución pública tras institución pública.
Fuente: Acom