Paul Crutzen, premio Nobel de Química en el año 1995, se encontraba en una conferencia cuando un participante nombró el Holoceno. Repentinamente pensó que el mundo había cambiado demasiado y que el término para referirse a la actualidad era el de Antropoceno. Esa es la anécdota, pero los datos los aportó la revista Nature en el 2020, cuando reveló que la masa de lo fabricado por la Humanidad (antropogénica) superó en masa al peso de todos los seres vivos. Ojo, sin tener en cuenta la basura que generamos. Por ejemplo, el peso de Nueva York supera al de todos los peces del mundo, o la masa de plástico del globo terráqueo supera a la masa de todos los animales acuáticos y terrestres, que ya es.
El Antropoceno es una nueva etapa geológica que sustituye al periodo cálido habido desde la última glaciación, conocido como Holoceno. Para algunos estudiosos esta nueva fase comenzó con los desechos de la 1ª Revolución Industrial. Se caracteriza por el crecimiento masivo de la población, la multiplicación exponecial del consumo, el aumento significativo de la producción y por el progreso tecnológico. Ello ha traído consigo una extracción intensa de materias primas (naturales, fósiles, minerales...), una modificación de los terrenos de cultivo y crecimiento desmedido de las ciudades, infraestructuras y medios de transporte.
Las consecuencias han sido la pérdida de biodiversidad, la deforestación y el cambio climático. Hemos vertido tanta porquería que ya es posible encontrar estratos geológicos con materiales vertidos en el siglo pasado. En ellos hay huellas de elementos de fundición, hormigón, grava, ladrillos y asfalto que en su día se arrojaron sin control. Para minimizar las causas es importante el regreso a una economía circular, descarbonizar los procesos productivos, cuidar la biodiversidad y conservar en buen estado los recursos hídricos. Fin