Revista Decoración
Ayer os conté la historia de este aparador.
Hoy os contaré un secreto:
Ya lo tenía terminado cuando os lo mostré y pedía opinión acerca de cómo podía quedar mejor y debo agradecer a los que os habéis mojado a opinar, tanto en comentarios como en persona, y por suerte veo que el "tuneo" que le he hecho ha sido acertado.
Mostraré el proceso:
Primero de todo limpieza del mueble con agua caliente, vinagre y un poco de jabón para platos. Se aclara bien, sin llegar a mojar mucho, para evitar que se hinche la madera.
Lija y más lija (por suerte al ser tan cuadrado iba rápido).
Desmonté las patitas que iban a presión para lijarlas. Hice lo mismo con las maderas que hacen de soporte para la balda central.
Tenía claro que el interior del mueble lo quería de un color que resaltara y opté por el azul cielo.
Primero lijé para quitar un poco restos de la pintura anterior y luego di 2 capas con Todoterreno (imprimación universal).
Seguí lijando, la madera tenía un color bonito (Pino?)
Del momento de la pintura no tengo más fotos, pero os lo explicaré:
Al mueble en sí le apliqué un protector brillante al que añadí unas gotas de protector nogal, lo cual da un tono más marrón a la madera sin tapar las vetas. Podría haber optado por un barniz, pero me parecía interesante mostrar tanto sus virtudes como defectos.
Pinté encima de la imprimación con el esmalte azul, pero el resultado quedaba un poco excéntrico, y quería algo más retro todavía.
En mi visita al mercadona encontré unas servilletas que me encantaron y debo decir que son perfectas para los que no hemos practicado demasiado con el decoupage, ya que no se rompen.
Así que como un niño con un juguete nuevo no pude esperar y corriendo me puse a pegarlas al mueble con pegamento en esprai y protegiendo con barniz transparente.
El resultado es de lo más retro-rústico, quizás no tan nórdico como me hubiera gustado, pero me siento contento con él.
Así es como ha quedado. Sus formas me han invitado a poner solo 4 detalles, pero todos antiguos, recuerdos de abuelas, una lámpara del rastro y una caja que aún no sé de dónde ha salido.