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Aparejadores Burgos 33 Cajasol Ciencias Rugby 20La gloria le esperaba al final de un camino largo y complicado, pero ya es suya. Le tocaba después de tanto esfuerzo acumulado y de algún que otro sinsabor que, afortunadamente, ya forma parte del anecdotario.
El UBU Colina Clinic es nuevo equipo de División de Honor al imponerse en la final por el ascenso a un Ciencias que se negó a claudicar ante el mejor equipo de la categoría. Los favoritos cumplieron con creces en el día más importante del rugby burgalés y tras 60 minutos brillantes administraron la renta adquirida para salir campeones.
El mérito gualdinegro es incuestionable. Los locales enlazaron ayer su 28ª victoria consecutiva de un curso para la historia. Ganar todos los encuentros disputados a lo largo de nueve meses intensos solo está al alcance de los elegidos y el bloque castellano asumía que debía lograr el pleno si quería dar el esperado salto de categoría.
San Amaro, lleno como nunca, vivió una jornada inolvidable y disfrutó con un partido digno de una final. Los dos puntos de renta adquiridos en la ida eran un buen punto de partida para un UBU Colina Clinic que partía de cero en el choque de vuelta. El Ciencias jugó sus bazas hasta el final y, de hecho, pudo marcar diferencias en un arranque difícil para los de casa.
Era fundamental marcar territorio en los primeros compases y ahí el rival fue mejor. Los sevillanos se plantaron en campo burgalés en un incómodo comienzo. El UBU Colina Clinic, fallón por un momento en los placajes e impreciso en las transmisiones, se multiplicó para contener el ímpetu blanquiazul. Los visitantes jugaron a touche su primer golpe, aunque en la segunda opción Frutos buscó la ‘H’ para adelantar a los suyos (0-3).
El apertura del Ciencias es un gran jugador, pero el mejor vestía de amarillo y negro. Superado el apuro con un balance de daños asumible (0-3), el ‘10’ del equipo burgalés se hizo con el mando para gobernar el partido a su antojo.
Emiliano Calle jugó 30 minutos a un nivel inalcanzable en esta categoría. Mandó, templó y marcó la pauta a seguir para impulsar a su equipo en cada patada. El hispano-argentino dio un recital con el pie. Ya fuera buscando la espalda del rival, en acción defensiva o para lanzar a los tres cuartos, cada decisión era la adecuada.
El UBU Colina Clinic pronto igualó la contienda con un golpe de castigo convertido por un Calle tocado por una varita mágica. Los gualdinegros, por fin, se plantaron en campo contrario y presionaron a un rival agobiado. Del resto se encargó el internacional.
Primero, arriesgó con ventaja en una patada al espacio que el Ciencias debía anular en la zona de marca. Sin embargo, el bote dejó a Apineru con el molde y Camarero llegó desde atrás para hacer un posado fundamental.
Después, Calle dio continuidad a su recital con dos drops casi consecutivos que se clavaron como puñales en el alma del Ciencias. Esta suerte, tan bella como inusual en la División de Honor B, dio tranquilidad a un UBU Colina consciente de que era el momento de poner tierra de por medio. El apertura apuntó, cargó y se marcó dos aciertos a bote pronto complicados pero fundamentales. El segundo, sobre todo, fue digno de un superclase por la lejanía y la dificultad de su ejecución.
La inspiración del hispano-argentino amplió la renta hasta el 16-3 al paso por la media hora de juego. El cuadro sevillano bastante tenía con sacudirse el empuje de un equipo castellano que quería más. Y mientras la delantera se encargó de dominar las fases estáticas, aún quedaba por disfrutar de la última gran cabalgada de Juandre Kleynhans.
El zaguero rasgó la cortina por el centro y con su característico baile a toda velocidad alcanzó la línea de marca. Calle tampoco falló en una transformación muy complicada y el 23-3 (+22 en global) debía ser definitivo.
Sin embargo, el Ciencias no había dicho su última palabra. Ni mucho menos. Los sevillanos se apoyaron en una acción elaborada para recortar distancias justo antes del descanso y daban vida a una segunda parte diferente.
Eso sí, el UBU Colina Clinic aceleró en el inicio para ampliar el margen de seguridad. El pick and go de la delantera volvió a dar fruto y Potgieter, después de muchas fases, fijó el 30-8 con 35 minutos por delante. Empezó entonces una nueva etapa más incómoda ante un rival que, sin nada que perder asumida su suerte, puso picante a la eliminatoria.
El Ciencias aprovechó cada despiste gualdinegro para cambiar la dinámica del juego. Ahora eran los sevillanos quienes se asentaron en la 22 contraria para incordiar a un favorito tan serio como apurado en defensa.
La insistencia blanquiazul tuvo su merecido premio. El segundo centro, Juan Domínguez, recortó distancias en el 58 y en el 71 los visitantes situaron un inquietante 30-22 gracias al buen hacer de su pack. Para entonces, el UBU Colina Clinic perdió a Rubén Domínguez por falta reiterada de equipo.
Un sofocón que no fue a más porque los gualdinegros arañaron un golpe en la melé que Calle convirtió en la sentencia. El pateo (33-22) ponía la guinda a una temporada histórica. El Aparejadores RC escribe otra página dorada del deporte burgalés para iniciar un nuevo ciclo en la elite. Los Gold Blacks son leyenda.
A los sevillanos ahora les resta la oportunidad de la promoción de ascenso a la Liga Heineken en una eliminatoria a ida y vuelta contra Hernani. El primer duelo en La Cartuja el próximo fin de semana y la vuelta en el terreno guipuzcuano Kote ‘Olaizola’ de Hernani. Publicado por Mascherato viola en 16:36