Muchas veces hablando del tema hemos dicho que los niños están predispuestos para la interacción social, es un mecanismo de supervivencia. El que un bebé reaccione a las voces, rostros, sonidos humanos le asegura por un lado, encontrar “su lugar en la especie”, su ancla para empezar a aprender del mundo desconocido que le rodea; pero por otro lado también le asegura que va a despertar una respuesta en los demás, generalmente positiva, relacionada con el afecto, los cuidados, etc.. Esto es el APEGO, que crea el primer vínculo entre el bebé y sus cuidadores.Pero esta muestra primera de la capacidad de sentir EMOCIONES vive un auténtico desarrollo ya en la primera infancia. ¿Habéis notado que un bebé de 3 meses NO TEME A LOS EXTRAÑOS y uno de 8 SÍ? Aunque el bebé desde que nace reconoce a sus progenitores y muestra mayor número de reacciones afectivas ante ellos (especial y lógicamente, hacia su mami) no es hasta más tarde cuando empieza a asustarse si ve desaparecer a su madre o si un extraño se dirige a él (como siempre, con restricciones individuales).En general, el desarrollo de este primer ESTADIO en el mundo emocional humano sucede así: