El apio es al Capitán Rábano lo que la Kriptonita a Supermán, con sólo olerlo le merman las fuerzas. Pero, ¿esa postura es lógica?, ¿no se estará perdiendo un superalimento?.
Tal es el odio que le profesa (confieso que yo también comparto ese sentimiento) que nunca hemos visto el menor atisbo de este vegetal en sus recetas, salvo cuando se ha visto obligado por respeto a la historia como fue en el caso de la Jambalaya. Pero después de leer ésto ¿Estará justificado su aborrecimiento irracional por esta hortaliza?, ¿tendrá nuestro estimado Capitán que dar su brazo a torcer y rendirse ante la evidencia de sus múltiples cualidades?, ¿acabará incluyéndolo en alguna preparación culinaria? y lo que sería más inusitado: ¿se lo comerá, provocando su autodestrucción para después renacer cual ave fénix transformado en APIOMAN, un ser indestructible gracias a la ingesta contínua e indiscriminada de apio?.
No te pierdas esta apasionante entrada de final desconocido.
"Apio graveolens": Bajo este nombre latino que significa "perejil con fuerte olor", se esconde nuestro protagonista de hoy. El apio común, es una variedad dulce de la que se consumen preferentemente la penca y las hojas, aunque las semillas también tienen su utilidad y mucha, como luego veremos.
Desde la antigüedad este vegetal fue usado, los egipcios, que eran grandes consumidores del mismo, lo incluían en las tumbas a modo de ofrenda, de modo que su olor intenso siempre fue asociado al culto a los muertos. De hecho griegos y romanos lo usaban exclusivamente como planta ornamental para adornar sepulturas, limitándose su desgustación a los banquetes fúnebres, tal y como menciona Homero en sus escritos.
Fue posteriormente con las hambrunas de la Edad Media, cuando se generalizó su consumo como alimento del pueblo, perdiendo definitivamente su función ornamental, gracias a la "Capitulare de villis vel curtis imperii", orden emitida por Carlomagno, donde promovía su cultivo en el campo. Así se extendió por toda centroeuropa donde es muy fácil de producir por el clima, llegando su popularidad gastronómica hasta nuestros días en esa parte del continente, pues en la cuenca Mediterránea no gustamos tanto de este producto.
El Apio y la Ciencia.
"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento" Con esta frase lapidaria, Hipócrates, bien podía estar hablando del apio. Sus usos medicinales son conocidos por la Ayurveda (medicina milenaria Hindú) y por la medicina tradicional china, utilizándose en nuestros días para tratar y prevenir numerosas y variopintas enfermedades. Son tantas sus aplicaciones que sólo nombraré algunas de ellas para que no parezca más un blog médico que uno de nutrición.
1.- Posee propiedades antibacterianas y cicatrizantes. El jugo del Apio usado tópicamente sobre la piel, ayuda a la cicatrización de heridas y quemaduras, es efectivo incluso en el tratamiento del acné y la psoriasis. El cocimiento de las semillas, donde parece que hay más concentración de las sustancias que producen sus beneficios, ya sea ingerido o en enjuagues, ayuda a la repitelización de la mucosa gástrica en caso de úlceras o en el tratamiento de aftas bucales, respectivamente.
2.- También es usado como antiinflamatorio, por su acción sobre las prostaglandinas, en el tratamiento de las afecciones reumáticas.
3.- Pero su principal efecto es como diurético, al contener un alto porcentaje de apiol: un aceite volátil que hace de esta hortaliza un potente depurativo, útil en el control de la hipertensión arterial y la insuficiencia cardiaca y de forma más prosáica para el control del sobrepeso. De tal manera es eficaz , que si se consume en demasía, puede llegar a disminuir sensiblemente la cantidad de potasio de nuestro organismo, teniendo que ser compensado con la ingesta de alimentos ricos en el mismo (plátano, naranja, tomate).
4.- Otros efectos del apio en nuestro cuerpo son tan dispares como que puede acrecentar el deseo sexual (muy desesperada tendría que estar yo para buscar este efecto a través del apio) y provocar la menstruación, por lo que en la medicina natural se contraindica su consumo en embarazadas. Aunque la infusión está indicada para mejorar los transtornos menstruales.
Incluso he encontrado estudios científicos serios donde se relacionaba un posible efecto neuroprotector de un componente del apio, el 3-n-butilftalido, que mejora la microcirculación e inhibe la formación de coágulos, con la posible prevención de infartos cerebrales. También en experimentos con animales se han encontrado efectos protectores de este compuesto en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson y ELA (enfermedad lateral amiotrófica), pero no se ha llegado a demostrar su eficacia en humanos, al menos todavía.
El Apio en la cocina. (Sí, también se come).
Nutricionalmente hablando, su valor calórico es ínfimo,unas 16 kcal / 100 g (por detrás del pepino, que es el que menos tiene). Por eso te puedes poner de pencas de apio hasta las cejas aunque estés perdiendo peso (si es que eres capaz, claro), el aporte de fibra tampoco es desdeñable. Tendrá muchas propiedades pero respecto a la gastronomía, no existen muchas preparaciones que lo incluyan como ingrediente principal. Quizá su sabor acre y olor intenso que ensombrece el resto de los ingredientes en el plato, hacen que sea difícil de combinar. De cualquier manera siempre se puede usar crudo, en purés y para aromatizar caldos.
En otras culturas gastronómicas sí aparece el apio como ingrediente principal o indispensable en varias famosas recetas como la Ensalada Waldorf (la autoría de este famoso plato se atribuye al maître del Hotel Waldorf de Nueva York, Oscar Tschirky, que gustaba de crear platos excéntricos, de otra forma no se entiende tal despropósito). Confeccionada clásicamente con mahonesa, apio, manzana y modificada con nueces y pasas, la receta original tiene más de 120 años de existencia y sigue torturándonos con su presencia en los buffets de ensalada de todo el mundo.
Bueno, después de haber leido esta entrada, el Capitán Rábano puede aceptar el desafío y darse al apio sin medida o mirar para otro lado asqueado y seguir igual de insano a la vista de todo lo bueno que puede hacer por la salud. Yo, por mi parte, no renuncio a mi naturaleza y seguiré mirándolo de reojo en el estante de las verduras de los supermercados bien lejos de mi espacio vital.
También sirve para realizar "bonitas estampaciones"