Desde luego es una pintura ideal para una casa de recreo, para decorar alegremente los gustos de una época con su propia idiosincrasia y es que, el amor romántico de por entonces, tenía mucho que ver con la muerte, quizás porque eran ambos sentimientos de una potencia desbocada e incontrolable. También es cierto que Goya era muy aficionado a lo macabro, tal y como lo demuestran los 80 grabados llamados "Caprichos", las Pinturas negras realizadas entre 1819 y 1823, antológica y casi un icono del horror "Saturno devorando a su hijo", o los conocidos como "Desastres de la guerra", donde se muestra con crudeza las barbaries cometidas en la Guerra de la Independencia Española.
Desde luego es una pintura ideal para una casa de recreo, para decorar alegremente los gustos de una época con su propia idiosincrasia y es que, el amor romántico de por entonces, tenía mucho que ver con la muerte, quizás porque eran ambos sentimientos de una potencia desbocada e incontrolable. También es cierto que Goya era muy aficionado a lo macabro, tal y como lo demuestran los 80 grabados llamados "Caprichos", las Pinturas negras realizadas entre 1819 y 1823, antológica y casi un icono del horror "Saturno devorando a su hijo", o los conocidos como "Desastres de la guerra", donde se muestra con crudeza las barbaries cometidas en la Guerra de la Independencia Española.