Hace un par de días, rememorando viejas películas de principios de los 90, se me vino a la mente la melodía de una película de mi infancia cuyo nombre no recordaba,solo sabía con certeza que era una de esas maravillas que discretamente se abrían hueco entre la colección de cintas Disney que todo niño de mi generación tenía, y más concretamente me acordé de que la tenía grabada en un viejo VHS en algún lugar de mi habitación. Tras una larga búsqueda totalmente inútil empecé a indagar por internet, tenía que recordar el título de la película que entre Power Rangers y Tortugas Ninja marcó en cierto modo mi infancia, finalmente di con su nombre, se trataba nada más y nada menos que de El Árbol de la noche de Brujas.
A priori puede sonar a película infantil noventera de las que emitían para Cartoon Network en víspera de todos los santos, y efectivamente lo era, pero de las buenas, de las que no caen en saco roto como la mayoría de comedias infantiles que dan en Disney Channel a día de hoy. Nostalgia, pensé en un principio, pero tras indagar más en ella y revisionarla (en no muy buenas condiciones todo sea dicho) me reafirmé en mi idea de que ese es el tipo de película que quiero que vean mis hijos en un futuro.
El guión, galardonado con un Emmy, está firmado ni más ni menos que por el mismísimo Ray Bradbury, (artífice de novelas como “Fahrenheit 451”, “Crónicas Marcianas”, y considerado uno de los padres de la ciencia ficción) que en 1992 adaptó al celuloide uno de sus cuentos, “El árbol de la noche de brujas” (1972). Claro que esto no hubiese sido posible sin la inestimable ayuda del estudio de animación Hanna-Barbera (Los Picapiedras, El oso Yogui…), que por aquel entonces empezaba a trabajar para el nuevo canal por cable de Ted Turner, Cartoon Network. Más allá de esta cadena la película solo vio la luz en VHS en el año 1994.