El Archivo de Indias: Los Gobernadores de Cuba (4).

Por Sevilladaily

09.- Teniente General Conde de Cuba. Lienzo en la sala norte. Gobernó desde el 2 de mayo de 1823 al 15 de mayo de 1832.
Don Francisco Dionisio Vives y Planes, Conde de Cuba (Orán (Argelia), 1767 – Madrid 15.IV.1840). Teniente general de los Ejércitos Nacionales.
Durante los años 1815 y 1816 prestó servicio  en Madrid como Jefe de la comisión de jefes y oficiales establecida en dicha ciudad, a las inmediatas órdenes del ministro de la guerra. Continuando en dicha comisión hasta el 28 de noviembre de 1819 en que fue nombrado enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario a los Estados Unidos de América. En dicho destino permaneció hasta el 1 de octubre de 1821 en que cesó en sus funciones diplomáticas. No obstante, habiendo dado pruebas de celo, laboriosidad y suficiencia y estando S. M. satisfecho de sus servicios, así se lo manifestó. Es decir que ejerció de diplomático también con el Gobierno Constitucional.
Quedó de cuartel en Madrid hasta el 9 de agosto de 1822, que se le nombró Comandante general del 3.er distrito militar, o sea Castilla la Vieja, en cuyo mando continuó hasta el 12 de noviembre del mismo año que fue designado Capitán general del Ejército de la Isla de Cuba, de cuyo cargo tomó posesión el 2 de mayo de 1823.
Continuó en el cargo de Capitán general de Cuba, siendo ascendido a Teniente general con fecha de 8 de agosto de 1825. Se le dio esta fecha como antigüedad en el empleo mencionado porque, habiéndose extraviado la verdadera fecha, se consideró que era la justa, al estar situado, en su escalafón, entre José Aymerich, que fue ascendido el 13 de junio, y Antonio García Conde que lo fue en la citada del 8 de agosto.
Siguió en Cuba hasta diciembre de 1831 en que pidió el relevo; petición que fue atendida. En 1832 emprendió la vuelta a la Península, no cesando en realidad en el cargo, hasta que tomó posesión, el 15 de mayo, su sucesor Mariano Ricafort Palacín y Abarca, también Teniente general.

10.- Teniente General Don Mariano Ricafort. Lienzo en la sala norte. Gobernó desde el 15 de mayo de 1832 al 1 de junio de 1834.
Don Mariano Ricafort Palacín y Abarca (Huesca, 20 de febrero de 1776 - Madrid, 16 de octubre de 1846) fue un militar, político y gobernador colonial español, sucesivamente Capitán general de Filipinas, de Cuba, de Galicia, de Andalucía y de Aragón.
Comenzó su carrera militar en 1793 sentando plaza como soldado en el ejército que participó en la guerra del Rosellón, donde se destacó hasta ser nombrado subteniente dos años después. Tomó parte en la guerra de las naranjas de 1801 contra Portugal. En 1803 contrajo matrimonio con Antonia Paula Sánchez de Lima, natural de Oliva de la Frontera (Badajoz), lugar donde aún se encuentra la vivienda familiar. Fue ascendido a teniente y destinado a Madrid. Tuvo también una participación destacada en Extremadura durante la guerra de independencia contra las tropas napoleónicas; al término de la guerra había alcanzado el grado de coronel.
A fines de febrero de 1821, por órdenes del nuevo virrey La Serna, partió de Lima con la misión de sofocar la insurrección independentista de las poblaciones de la sierra central del Perú. Hostilizado constantemente por las partidas de montoneros obtuvo algunas victorias sobre ellos sin embargo a su regreso a Lima su división fue duramente atacada en el camino de Canta siendo el mismo herido en una pierna y teniendo que regresar en camilla a la capital. Aún no restablecido completamente fue nuevamente herido durante uno de los combates ocurridos en el primer sitio del Callao. El General San Martín le invitó entonces a trasladarse a Lima para atender la gravedad de sus heridas y habiendo quedando discapacitado para el servicio militar se le permitió embarcarse para la península junto a otros funcionarios del gobierno colonial.
Aunque no volvió a servir en el ejército activo si ejerció alto cargos públicos. Entre 1825 y 1830 fue Capitán general de Filipinas y Presidente de su Real Audiencia. Entre 1832 y 1834 se desempeñó como Capitán general de Cuba, en cuyas competencias debió afrontar la epidemia de cólera morbo que diezmó la población y el regreso de los liberales exiliados, acogidos a la amnistía de 1833.

11.- Teniente General Duque de la Unión de Cuba. Lienzo en la sala norte. Gobernó desde el 1 de junio de 1834 al 20 de abril de 1838.
Don Miguel Tacón y Rosique, Duque de la Unión de Cuba y Marqués de Bayamo (Cartagena, 10.I.1775 – Madrid, 13.X.1855). Fue Militar, Gobernador en Colombia y en las provincias de Málaga y Baleares y Gobernador y Capitán general de la isla de Cuba.
Tacón desembarcó en La Habana el 1 de junio de 1834. La situación que encontró Tacón en la isla era “verdaderamente lamentable”, “los robos y los asesinatos se sucedían con la mayor impunidad [...] los carruajes eran detenidos, los hacendados abandonaban sus fincas, los cobradores tenían que ir escoltados por la fuerza armada, la menor resistencia a los bandoleros provocaba una puñalada y, por si todo esto fuera poco, los perros campaban por sus respetos y se abalanzaban sobre los escasos transeúntes”. 
Las primeras providencias de policía del General Tacón restablecieron la seguridad pública y el prestigio de la autoridad, liberaron a la capital de una asociación de criminales, que cometían impunemente sus delitos. Tocón enjuició en brevísimo plazo a los más criminales y penetró con su severidad a todos de que en adelante no se podrían cometer más delitos impunemente. 
Prohibió el juego y estableció unas reglas de policía “que le hicieron el terror de los malos y el restaurador de la quietud en el pueblo”. Tacón tenía que batallar en dos frentes: el orden público y el de la política. En este último, impidió que se estableciera en la isla la milicia nacional y que cesara la comisión militar, cuando a petición de la Audiencia de Puerto-Príncipe llegó una Real Orden para suprimirla. Se opuso a la venta del arsenal de La Habana. Su mensaje al Gobierno de Madrid era claro: no se podía establecer en la isla de Cuba una política igual a la que se formulaba en España, pues las condiciones eran distintas. Esto se vio claro con la sublevación del general Manuel Lorenzo, gobernador de Santiago de Cuba, quien al enterarse del motín de La Granja (agosto, 1836), se alzó en armas proclamando la Constitución de 1812, creó la milicia nacional y desoyó un ultimátum de Tacón. 
No hubo guerra civil en Cuba, como la había en España. Con gran habilidad, Tacón atrajo a elementos dirigentes civiles y a jefes y oficiales de la guarnición de Santiago. El general Lorenzo vio que nada conseguiría y huyó con unos leales el 23 de diciembre de 1836, exiliándose en Jamaica. Tomó Santiago el brigadier de Artillería Joaquín Gascué, con dos mil hombres, y restableció la tranquilidad en Cuba. Esto le valió los títulos de vizconde de Bayamo y marqués de la Unión de Cuba, y el collar de la Orden del Toisón de Oro. Era el primer gobernador de Cuba que era distinguido con esa suprema distinción. Años después se le elevaron los títulos a marquesado y ducado.
Tacón introdujo en Cuba importantes reformas. Las obras públicas en La Habana y otros puntos de la isla fueron mayores que las de ningún otro gobernador.
El ferrocarril de La Habana a Güines (27,371 km), inaugurado el 19 de noviembre de 1837, fue el primero existente en cualquier dominio español, diez años antes que el primero de la Península. En La Habana destacaron las mejoras en el puerto, el acueducto de aguas potables, la moderna cárcel pública, nuevos mercados, pescaderías, un gran teatro que lleva su nombre (Teatro Tacón), igual que el gran paseo de su nombre, el pavimento de las calles, el alumbrado público, la red de cloacas, la creación de los cuerpos de bomberos y de serenos y otras muchas mejoras. También otras grandes ciudades y villas mejoraron mucho su urbanismo. Además, se incrementaron mucho las rentas públicas.
Tacón no sólo tuvo luces en su gobierno; tuvo sombras. La más amarga para el pueblo cubano, en 1834, fue el destierro del intelectual José Antonio Saco (1797-1878), aunque desterrarlo a Madrid fue casi un regalo para él, pues se impregnó de espíritu democrático y fundó el Club de los Habaneros.
Los diputados ultramarinos fueron vetados en las Cortes españolas. Tacón tuvo graves disensiones con el intendente de Hacienda, Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva, y con el arzobispo de Cuba, fray Cirilo de Alameda y Brea. Surgió el “siboneísmo”, un ensalzamiento literario del pasado antillano, fomentador del espíritu independentista.
Falto de vista y debilitado por los años, fue relevado. Salió de La Habana el 22 de abril de 1838 “entre vivas, músicas y embarcaciones empavesadas, fue una solemne y espontánea ovación que le tributaron nacionales y extranjeros”.

12.- Teniente General Don Joaquin de Ezpeleta. Lienzo en la sala norte. Gobernó desde el 20 de abril de 1838 al 10 de enero de 1840.
Don Joaquín de Ezpeleta y Enrile (La Habana, 19.IX.1788 – Madrid, 24.III.1863). Teniente general, Ministro de la Guerra y de Marina, Capitán general de Cuba y Caballero Gran Cruz de San Fernando.
Fue el segundo de los hijos de María de la Paz Enrile Alcedo y del mariscal de campo José Manuel de Ezpeleta y Galdeano, quien desde 1785 ejercía el cargo de Capitán general de la Isla de Cuba, en el que cesó en 1789 para pasar a desempeñar el de Virrey del Nuevo Reino de Granada y a partir de 1796, a su regreso a España, el de Virrey de Navarra. 
Los elevados méritos de este militar le valdrían llegar a alcanzar el empleo de Capitán general de los reales ejércitos y el título nobiliario de Conde de Ezpeleta de Beire.
Se encontraba en Burdeos en abril de 1837 cuando le llegó el nombramiento de segundo cabo de la isla de Cuba, pasando a desempeñar este cometido hasta que en abril del año siguiente se le confió la Capitanía general de dicha isla. 
Hasta el mes de enero de 1840, en que dimitió de este cargo por motivos de salud, introdujo en la isla grandes mejoras, como la organización del cuerpo de bomberos, el establecimiento de una caja de ahorros y el tendido de líneas férreas, valiéndole la extraordinaria labor realizada la concesión de la Gran Cruz de San Fernando, por real cédula de 24 de septiembre de 1838.13.- Teniente General Príncipe de Anglona. Lienzo en la sala este. Gobernó desde el 10 de enero de 1840 al 1 de marzo de 1841.
Don Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel, II príncipe de Anglona (Quiruelas, Zamora, 1786-Madrid, 1851) fue un destacado militar durante la Guerra de la Independencia Española. Fue director del Museo del Prado de 1820 a mediados de 1823, cuando el ejército francés invade de nuevo a España y tiene que exiliarse en Italia.​ En 1840 fue nombrado Gobernador y Capitán general de Cuba.

14.- Teniente General Don Gerónimo Valdés. Lienzo en la sala este. Gobernó desde el 1 de marzo de 1841 al 15 de septiembre de 1843.
Don Gerónimo Valdés Sierra, Vizconde de Torata y Conde de Villarín (Villarín de Asturias, Somiedo, 1784 - Oviedo, 1855), fue un militar y político español.
Abandonando, definitivamente, sus estudios, viajó a América junto a José de la Serna e Hinojosa en 1816. En complot con otros militares, colaboró con la destitución del Virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, por De la Serna. Llegó a ser Mariscal de Campo, destacando por sus acciones en las batallas de Torata y Corpahuaico. Tras el desastre de Ayacucho, regresó a España vía Francia en 1824.
Tras la muerte de Fernando VII y siendo Teniente General participó en el ejército cristino en favor de la causa de la reina Isabel II contra su tío Carlos María Isidro de Borbón en la Primera Guerra Carlista.
Tras la llegada de su antiguo subordinado y amigo Baldomero Espartero a la Regencia de España durante la minoría de edad de Isabel II, fue nombrado Capitán General de Cuba.​ Fue Senador y escribió una historia de la independencia del Perú.

15.- Teniente General Conde de Lucena. Lienzo en la sala este. Gobernó desde el 20 de octubre de 1843 al 20 de febrero de 1848.
Don Leopoldo O'Donnell y Jorís​ (Santa Cruz de Tenerife, 12 de enero de 1809-Biarritz, 5 de noviembre de 1867) fue un noble, militar y político español, Grande de España como I Duque de Tetuán, I Conde de Lucena y I Vizconde de Aliaga. Presidió el Consejo de Ministros, después del bienio progresista de Baldomero Espartero en 1856, y también en 1858-1859 y 1860-1863, y en 1865-1866, durante el reinado de Isabel II.
Por sus convicciones moderadas, tuvo que emigrar a Francia tras la "revolución progresista" de septiembre de 1840 que provocó la renuncia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (madre de Isabel II) a la regencia. En 1841 figura en la conspiración moderada del general Diego de León contra la regencia del general Espartero. En ella, O'Donnell había recibido el encargo de alentar la sublevación militar de Pamplona, pero, al fracasar el asalto al Palacio Real de Madrid, intentado por León el 7 de octubre, tuvo que volver a refugiarse en Francia. 
En 1844, estando el General Narváez en el poder, fue nombrado Capitán General de La Habana, cargo que ocupó hasta 1848. Durante su mandato O'Donnell fue responsable de la masacre de 1844 conocida como la represión de "La Escalera". Miles de esclavos y negros libres en Cuba fueron confinados en calabozos, torturados y ejecutados en lo que se conoció como el 'año del látigo'. ​ Al regresar a la península fue nombrado Senador y Director general de la Academia de Infantería de Toledo.

16.- Teniente General Conde de Alcoy. Lienzo en la sala este. Gobernó desde el 20 de febrero de 1848 al 11 de noviembre de 1850.
Don Federico Roncali Ceruti, I Conde de Alcoy (Cádiz, 30 de marzo de 1800-Madrid, 4 de abril de 1857),​ fue un político y militar español.
En 1844, siendo capitán general de Valencia, sufrió la Rebelión de Boné liderada por el coronel de caballería y comandante de carabineros Pantaleón Boné, el cual se hizo con la ciudad de Alicante durante 44 días hasta su ejecución. Llegó al grado de General de la mano de su protector, Baldomero Espartero. En 1846 se incorporó como Senador vitalicio durante un año. Fue Capitán general de Cuba y Presidente del Consejo de Ministros del 14 de diciembre de 1852 al 14 de abril de 1853.Sigue leyendo >>>