Os dejo aquí además amplia información acerca de esta maravilla extremeña.
Después de pasear por las calles de Hervás y disfrutar de un buen helado, pusimos rumbo a Cáparra, donde pretendíamos visitar el famoso arco romano. Estos malditos GPS a veces se equivocan o tal vez somos nosotros quienes los volvemos locos, el caso es que nos metió por un camino que casi destroza nuestro coche. Retrocedimos (marcha atrás) porque eran sólo 600 metros lo que nos faltaba hasta el Arco, y fuimos por el mismo camino pero andando (sí, con el carro de bebé). Las vistas merecieron la pena, pero perdimos un poco de tiempo, de manera que encontramos el recinto ya cerrado al público y tuvimos que ver las ruinas romanas desde fuera, aparte que la entrada al recinto no se encontraba por donde habíamos llegado, sino en la otra punta. Cosas que pasan y que sugieren que regresemos con más tiempo. Esto fue lo que encontramos, espero que os guste.
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