El ardor

Por Resenas
Puedo decir que si hay algo que creo (espero) me ha enseñado el teatro es que ninguna obra (buena) es estática, que aun después de bajar el telón continúa desarrollándose, continúa creciendo, transformándose, en nuestra cabeza ...
Lo cual explica por qué no escribí esta reseña hace dos semanas, cuando vi El ardor. Porque he aprendido a dejar que fermente (como un locro, bien cargadito, en el estómago). Eso, y porque el dolor de muelas no me dejaba entonces pensar ni escribir ni nada. Y luego una frase, un comentario en boca de alguien, y el texto comienza a cobrar sentido, y donde antes veía apenas a través de un espejo empañado, ahora veo cara a cara (si se me permite la cita).
"Un recorrido por la historia argentina" me dijeron. Sí, pero no la historia de los libros, la de la maestra de séptimo, la de Billiken. No, esta es la memoria no de la palabra, no de la opinión (tan cambiante, tan efímera), sino una memoria más fuerte, más profunda. Es la memoria de la sangre, la que nos hace, la que nos es. Y como tal, la sentimos, como él, en las vísceras. Y la contamos con la palabra, mutada, transformada por su paso a través nuestro.
Un "hombre común" hablando, divagando, recordando ... o mejor dicho una memoria, un relato de siglos, que se cuenta, se recuerda, a través de un hombre. Memoria, sangre, viva. Y nosotros somos apenas un vehículo. Nuestra historia (la verdadera, no la de la palabra) nos posee.
Ciertamente recomendable. Vayan, y dejen que fermente.
Dramaturgia: Marcelo D'Andrea
Dirección: Ricardo Holcer
Elenco: Marcelo D'Andrea
Teatro: El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, reservas 4862-0655
Funciones: sábados 22hs (hasta el 24/4)
Localidades: $30