El área recreativa de Sant Cristòfol en Cocentaina (Alicante)

Por Ninosenmochila @ninosenmochila

Ya os conté que hace unas semanas nos fuimos a realizar la ruta del castillo de Cocentaina con los peques. Esta ruta comenzaba y terminaba el el área recreativa de Sant Cristòfol (o San Cristóbal) perteneciente a esta misma localidad.

Muchas veces nos apetece ir a comer al monte, al campo o a la playa. Coger unos bocatas o la cesta del picnic y disfrutar de la naturaleza. Lo que tal vez no nos apetezca tanto es tener que cargar con mesas y sillas, comer en el suelo o estar en un sitio que no posea unos servicios mínimos.

Pues este merendero cumple todas las espectativas. Podría decir que estaría en el Top-Ten de las áreas recreativas que hemos visitado.

El entorno es precioso. Yo creo que Sant Cristòfol es de las áreas recreativas más bonitas en las que hemos estado. El merendero está en pleno bosque, rodeado de vegetación por todos lados. No hay ni una sola mesa a le que le esté dando el pleno sol. Está dispuesto en varias terrazas en altura por lo que hay que subir algunas escaleras. Hay un tramo con una rampita pero no está totalmente adaptado. A pesar de todo nosotros subimos el carro de Carla y en la mesa de al lado había una señora en silla de ruedas. Lo que no se es si tal vez hay otro acceso mejor habilitado.

Una cosa que me llamó muchísimo la atención es que tiene mesas de todos los tamaños. Unas son de madera y otras de piedra. La gran mayoría permiten albergar a unas seis u ocho personas, pero también hay otras redondas chiquititas como para comer dos o tres e incluso una enooooooorme en la que cabría todo un grupo de amigos de hasta veinte componentes. Eso sí, las mesas de piedra no son realmente mesas, es decir, la superficie no es regular. En realidad son trozos de roca y piedra que se han igualado más o menos y que se han aprovechado para construir estas mesitas. Esta idea me encantó, porque tampoco necesito una mesa y una silla como las de mi casa, para eso me quedo allí, con que pueda apoyar los tuppers me parece suficiente y además aprovecho rocas y piedras a las que no se les va a dar uso para construir el merendero. Lo malo de este sistema es que tiene la pega de que si no colocas bien el vaso igual vuelca y se derrama todo. Ah, y que algunas mesas son muy bajitas, sus correspondientes asientos también y si eres muy alto...

El merendero tiene baños, bastante amplios y limpios, papeleras y contenedores, e iluminación invierno y verano hasta la una o las dos de la mañana incluso en invierno. Así que se puede organizar una cenita en verano sin tener que llevarnos el camping gas o las linternas. En invierno también se puede, claro, pero tiene que hacer un frío...

Hay un par de fuentes de agua potable y una zona de barbacoas que, al menos de momento, están en uso. Nosotros nos habíamos llevado nuestro picnic preparadito de casa pero ese maravilloso olor a embutidos asados de nuestros vecinos... Nos daban una envidia...

La zona infantil está en la parte más baja. Hay un par de mesas junto a los columpios, las más solicitadas si hay niños pequeños. Los que tienen la suerte de pillar estas mesitas pueden comer mientras vigilan a los peques que están jugando. Desde el resto de mesas no se ven bien los columpios.

Junto a la ermita de Sant Cristòfol, la que le da el nombre al merendero, hay una cafetería-restaurante donde nos tomamos el cafelito de rigor después de la caminata y de la merecida comida a la sombra de los pinos. Por cierto, hay un montón de ardillas por los árboles. Nosotros vimos tres de ellas: a dos que jugaban en un árbol las vimos al comenzar el ascenso al castillo y la otra fue saltando de rama en rama hasta ponerse en el árbol que estaba junto a nuestra mesa. Estaba al alcance de la mano. Fue muy chulo verla tan cerca pero como estaba preparando la comida no tenia la cámara a mano.

Consejo: El área recreativa no tiene un aparcamiento muy grande así que si pensáis ir en uno de esos día en los que todo el mundo se va al campo, cómo en pascua por ejemplo, igual no encontráis sitio y os toca aparcar en la carretera de ascenso, que es estrecha, no tiene arcén y está en pendiente o volveros y buscar otro sitio. Nosotros llegamos allí el Viernes Santo sobre las doce del medio día y pudimos aparcar, pero ya había muchos coches.

Es un sitio que nos gustó mucho, que recomendaría sin duda y al que seguro que volveremos.

Si queréis ver más fotos os las dejo aquí.