Lo que se predique del uno, excepto el ser uno, deberá predicarse de las partes. Pues, si las partes no participaran en todo lo que es el uno, participarían en parte del uno y no en el uno, por lo que habría división en él y no sería uno. Verbigracia, la humanidad es una y todo lo que se predique de ella, excepto el ser una, se debe predicar de los hombres en tanto participan en ella.
Asimismo, lo que se predique del todo, si éste es uno, es decir, un continuo indivisible, debe predicarse de las partes, excepto el ser uno y el ser todo. E converso, lo que se predique de las partes, excepto el ser múltiples y el ser partes, debe predicarse del todo. Pues, si hubiera en las partes un predicado que no se da en el todo, habría predicados fuera del todo y no sería el todo.
Es por ello indudable que la unidad del continuo al que llamamos todo conlleva necesariamente homogeneidad. Pues ¿cómo va a ser un continuo si existe discontinuidad y oposición entre sus partes? Si el todo es blanco, ¿cómo van a ser negras, o blancas y negras, sus partes? Y si las partes son negras, o blancas y negras, ¿cómo va a ser blanco el todo?
Por consiguiente, si el universo es uno e indivisible y es un todo, compartirá los predicados de sus partes, exceptuando su multiplicidad y parcialidad. Así, si las partes del todo son mayores y menores, densas y raras, graves y ligeras, calientes y frías, y están y no están en un lugar, entonces el todo será mayor y menor, denso y raro, grave y ligero, caliente y frío, y estará en un lugar y no estará en él. Pero esto es imposible. Luego hay división en el universo, el cual no puede llamarse verdaderamente uno.
Igualmente, si el todo es infinito en extensión, sus partes serán infinitas, lo que va contra la misma noción de ser parte, la cual conlleva ser limitada por otras partes. Por consiguiente, aun si, per impossibile, el universo fuera uno, debería ser finito para que sus partes fueran.
Conclúyese, pues, que todo cuerpo compuesto es múltiple y finito, tanto si es un cuerpo particular como si es la suma de todos los cuerpos existentes.
Sin embargo, si no hubiera unidad, nada podría predicarse de nada, ya que todo predicado exige unidad de sujeto, esto es, que algo sea blanco o recto, no semiblanco o semirrecto. Y si no hubiera infinitud en acto, tampoco la habría en potencia, toda vez que la potencia es en función del acto, como la infinita divisibilidad potencial de la línea es en función de la infinidad actual de los números. De donde se sigue que, dado que hay unidad e infinitud y no se hallan en los cuerpos compuestos, toda unidad e infinitud proceden de un no-cuerpo que es uno e infinito.