Parece que esté ya muy lejos, pero no han pasado tantos meses desde aquella tensión verbal entre Donald Trump y Kim Jong-un que hacía al mundo temer una guerra nuclear. A principios de año, los dos dirigentes ya se habían insultado públicamente y amenazaban con accionar sus botones nucleares.
Sin embargo, si todo marcha según lo previsto, en menos de una semana “el viejo chocho” y “el hombre misil” —usando apelativos que se dedicaron uno a otro— se sentarán a negociar en un hotel de Singapur. Y conviene insistir en que será si todo marcha según lo previsto, porque en el momento de escribir este artículo todavía no me atrevo a asegurar con certeza que la tan anunciada cumbre se vaya a celebrar.
La rocambolesca sucesión de acontecimientos que a lo largo de las pasadas semanas ha precipitado el encuentro aconseja prudencia: el reacercamiento de las dos Coreas, escenificado en los Juegos Olímpicos y en la cumbre bilateral del 27 de abril; el anuncio norcoreano de su intención de sentarse a negociar con EE. UU. a principios de marzo, respondido favorablemente por Trump; la repentina decisión de Trump de cancelar la cumbre dos meses después, y la todavía más repentina reanudación d...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaEl arriesgado baile de Trump y Kim fue publicado en El Orden Mundial - EOM.