El arte de decir: sobre el casamiento igualitario

Publicado el 18 julio 2019 por Carlosgu82

– Pa ¿Cómo es eso de que los hombres se casan con los hombres y las mujer con las mujeres? –

Y en ese momento me di cuenta de que las inquietudes de mi hijo crecen más rápido que el. Esto me da cosquillas en la ideología y me conecta con el cabrito de forma simétrica y sin tapujos:

– Es una ley nueva hijo. Las personas que se aman, independientemente de su género, tienen el derecho de casarse con quien eligen acompañar el resto de su vida –

– ¿Eso está bien? –

– Claro que si, cualquier movimiento que nace del amor está bien –

– ¿Qué se casen hombres con hombres y mujeres con mujeres? –

– ¡Obvio Chino! ¡Al carajo con el sistema retrograda! Las personas reclaman por sus derechos y merecen igualdad de condiciones. En la mismísima cara de la Iglesia ¡que también se va a cagar!

– ¿Pero que se casen está bien? –

– ¡Si mijo! –

– Qué las personas se casen ¿Está bien? –

– ¿A qué te referís? –

– A que siempre me decís que no me case y que casarse es la primer causa de la separación y todo eso –

Caramba. El Chango casi me aplica. Es rápido y eso me agrada. Guardé unos segundos de silencio y retome:

– Si, es verdad. Pero una cosa es estar en contra del casamiento y otra estar en contra de lo que impone el sistema como natural. Los estereotipos nos hacen mal, nos corrompen y el mundo es para todos, así que si una mujer se quiere casar con otra mujer y un hombre con otro hombre, al carajo, se casan porque consiguieron la igualdad de sus derechos –

– Ellos ganaron entonces –

– Claro, cambiaron algo. Hicieron una revolucion –

– Pero también perdieron, porque se casaron –

– Ponele. Desde mi punto de vista si –

– Y vos decís que la gente que se casa está  loca ¿Ellos también? –

– Claramente. Pero no tiene que ver con que sean del mismo género –

– Vos siempre decís que está mal decirle loco a las personas. Porque es una enfermedad grave –

– Si, mala mía. Y está  mal usar ese termino para referirse a la enfermedad mental, ya sabes –

– ¿Y entonces? –

– ¿Entonces que cosa? –

– Vos decís que la gente que se casa está  loca y esas personas lucharon para ganarle a los señores malos que mandan el mundo –

Y en este otro momento me di cuenta que es la primera vez que muero por la boca. Y es increíble que quien me haya convertido en pez sea mi mismísimo hijo.

Créanme que el día de hoy he sentido el orgullo en su mejor versión, en el destello de maravilla que merodea los rincones de la cabecita de mi hijo.

Si estuviéramos en una batalla de gallos el público hubiese estallado ante la tiraera de Camilo. No tuve más opción que contestarle con una rima para cerrar la conversación:

– Hijo – Dije con voz clara y serena – La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá –

Camilo miró  extrañado y sonrió:

– Estás loco pá – Declaró.