Timos, engaños, estafas…tres palabras diferentes pero con un nexo en común todas ellas; recibir dinero por parte de otra persona mediante el uso de tretas con ánimo de lucro. Esta podría ser una buena definición con otras palabras que hace la RAE ( Real Académia de la Lengua ).
Anteriormente, estas artes comprendían a todo tipo de personas y toda clase de edades; grandes o pequeños, daba igual mientras se consiguiera el objetivo final, pero desde hace un tiempo a esta parte, los ” profesionales” de la falsa verdad, han centrado sus esfuerzos en las personas de la tercera edad, se encuentran indefensos e ignorantes ante tecnologías y burocracia, y eso lo saben a la perfección los amigos de lo ajeno.
Pondré tres casos analizando sus diferencias desde hace no muchos años atrás, hasta llegar a la actualidad más reciente ( concretamente ayer ).
En primer lugar y antes de entrar en materia, todos hemos buscado y rebuscado para ahorranos algunos euros en las facturas de agua, luz o gas….pues bien, dicho esto y a partir de ahí, desmenuzaré la manzana podrida.
No hace mucho tiempo, a un servidor se le presentaron en la puerta de casa, dos jóvenes impecáblemente vestidos, con gomina hasta en las cejas y con litros de perfume como colofón a sus tarjetas de presentación. El motivo de su visitas, no era otro que ofrecerme gentilmente un ahorro sustancial en la factura de la luz, para eso necesitaban una factura anterior para poder comparar y aplicar el supuesto descuento.En primera instancia mi respuesta fue que no sabía donde las guardaba, pero mi sor’presa fue mayor cuendo me respondieron que les dejara entrar en casa y me ayudaban a buscarla. No me quedó más remedio que agradecerles que hub ieran venido a hacerme reir. Si los hubiera dejado entrar, quizás habría cavado mi propia tumba.
El segundo caso que les quiero exponer, es el mismo que el anterior pero con las personas mayores; éstas, como decía antes, se sienten indefensas y ven con buenos ojos un posible ahorro en sus pagos domésticos teniendo en cuenta sus pensiones. La representación teatral solo precisa de buenas palabras para que, los pobres ancianos les abran los inviten a pasar y plasmar el acuerdo. Craso erro, porque en el mejor de los casos y usando la táctica del despiste, se apropian de todo ya sean 4 joyas, o los ahorros de toda una vida. Todo vale si con ello cumplen su cometido. Se ha avisado hasta la saciedad de hacer caso omiso de semejantes tretas, pero a día de hoy todavía sigue ocurriendo.El tercer y último caso, se refiere sin ir más lejos a ayer…no tiene nada que ver con lo anteriormente expuesto, sino que se trata de algo más grave máxime cuando el timador es de la propia família. Una mujer de 99 años, fue salvajemnete engañada por su propio nieto el cual, vendió la casa de la casi centenaria mujer sin su consentimiento y dejándola huérfana de dinero ni para comprar el pan según relataba ella misma.
Durante muchos años, estamos provistos de un escudo ante tales actos, pero llegada una determinada edad, el escudo se va deteriorando a la misma velocidad que se van perdiendo las facultades. Los timadores de la ancianidad, han encontrado su pararíso en esas pobres e indefensas personas, sean o no de la propia familía, están expuestas a todo tipo de tretas para ser despojadas de sus bienes en beneficio del lucro ajeno.
Como ya ocurrió en un par de casos bastante sorprendentes, cuando me llegue el momento de la temida vejez, dejaré mi herencia en mano de un perro …… mejor dicho lo dejaré en sus patas. No tendré nada, pero el que quiera algo, no le quedará más remedio que vérselas con el perro de turno.