Por eso, hoy en día, cuarenta años después de recibidos, todavía seguimos en el sacrificio diario y el aprendizaje constante. Solamente con un gran amor por la profesión se puede pasar un fin de semana entero, con más de tres horas por día, escuchando y participando en Jornadas de perfeccionamiento sobre superficie ocular.
Las imágenes que siguen son solamente un pequeño muestrario de nuestra dedicación, en cuerpo y alma, y lo felices que nos hace este maravilloso mundo que hemos abrazado con tanto amor y deleite.
Una concentración intensa, tratando de adquirir nuevos conocimientos para poner al servicio de nuestros pacientes. Afuera el sol brilla, dentro, nosotros seguimos con nuestra ardua tarea.
Pero de pronto una luz se prende en el horizonte, no solo de ciencia vive el hombre.
Para poder asimilar tanta información se necesita alimentar el cerebro, con mucha glucosa, un ambiente relajado que permita la distensión necesaria para la concentración.
Espero haber podido transmitir que se aprende con todos los sentidos, y que nuestra denodada tarea requiere de incorporar todo lo que podemos... Seguiremos sacrificándonos por la humanidad...