Sándor Márai (1900-1989) fue uno de esos célebres escritores europeos que vivieron en primera persona la Europa de las dos guerras mundiales, las invasiones militares, la decadencia de la burguesía arraigada en el corazón del continente, la censura patrocinada por los regímenes totalitarios que ocuparon países como Hungría -el natal de Márai- y los exilios de intelectuales en busca de libertad con ánimo de continuar enriqueciendo su obra creativa sin cortapisas. Pese al éxito que su escritura cosechó tras la Primera Guerra Mundial, el autor ha permanecido injustamente olvidado en España hasta hace pocos años, cuando recientes traducciones lo encumbraron a la posición que se merece: junto a otros grandes de la literatura europea como Stefan Zweig.
'La herencia de Eszter'
Autor: Sándor Márai
Editorial: Salamandra
Gracias al minucioso estilo narrativo de Márai, el rencuentro entre Eszter y Lajos pone al lector directamente en la piel de los personajes, haciéndole padecer los mismos dilemas que sufren los protagonistas de la ficción y, por tanto, remitiéndole a sentimientos y situaciones que con probabilidad alta haya vivido en la realidad, pues el libro -a pesar de estar ambientado y escrito hace más de setenta años- habla de relaciones humanas que se pierden y vuelven. Entrar en su lectura implica interiorizar los sentimientos contradictorios que experimenta la pareja tras veinte años sin verse; en un momento en el que el tiempo ha hecho mella en ambos, en el que sus vidas anteriores arrastran el dilema de haber podido resultar perdidas, en el que hay muchas preguntas por responder, en el que las dudas de haber tomado una decisión u otra y los nervios están presentes, en el que hay cabida para decir lo que los personajes no se atrevieron a decirse años atrás, o incluso para las segundas oportunidades.
'La herencia de Ezster' es, por encima de muchas otras cosas, un cúmulo de estados de ánimo que conmueven al lector a través de los intensos diálogos de sus personajes. Tan apenas cuenta con acción, intriga o situaciones proclives a la carcajada limpia. Tampoco pretende dar lecciones a nadie sobre moralidad u otros particulares. Pero, si en una montaña rusa el vértigo y la velocidad se apodera los pasajeros, los lectores de Sándor Márai serán invadidos por emociones y sentimientos. Unos terrenos cuya dificultad a la hora de ser llevados a la literatura no impidieron que el húngaro los cultivase logrando algo extremadamente complicado: la implicación del lector desde la primera hasta la última página de la novela.