El arte de la vida de los niños líquidos
Los niños y jóvenes coleccionan experiencias y credenciales “por si acaso”, Bauman pregunta: “¿Quién sabe, si no hay modo alguno de saberlo, si uno u otro boleto saldrá ganador en el siguiente sorteo de la lotería de la vida?” .
Nuestros niños y jóvenes sólo pueden estar seguro de una cosa, que el mes o el año siguiente no se parecerá en nada al momento que estoy viviendo ahora. La única aptitud que realmente necesitan adquirir y ejercitar es la flexibilidad: la habilidad para deshacerme con prontitud de habilidades inútiles, la capacidad de olvidarse con rapidez y de eliminar activos pasados que hoy han devenido en pasivo, la aptitud necesaria para cambiar de enfoque y de vía sin apenas aviso y sin lamentarlo, así como para eludir juramentos de lealtad a nada o a nadie para para toda la vida.
La práctica del arte de vivir de nuestros hijos consiste en convertir la vida propia en una obra de arte, equivale en nuestro mundo moderno líquido a estar en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente a uno mismo mediante el proceso de llegar a ser otro personaje distinto del que ha sido hasta ahora. “Y convertirse en otra persona implica dejar de ser lo que ha sido, romper sacudirse el molde de nuestra forma anterior, como hace una serpiente con su vieja piel o un crústaceo con su caparazón: rechazando y esperando erradicar de la memoria, una tras otra, las imágenes o las personalidades ya usadas, desgastadas, que no quedan apretadas o que ya no satisfacen tal como las vemos...”