Revista Opinión

El asalto de Pedro Sánchez a Indra tiene rasgos profundamente antidemocráticos

Publicado el 01 julio 2022 por Franky
El asalto de Pedro Sánchez a la empresa Indra es tan brutal y ajeno a las normas reglas de la democracia que podría ser su tumba penal. Intervenir desde el gobierno en una empresa privada que cotiza en bolsa es un asunto de extrema gravedad con rasgos mafiosos y tiránicos, que despierta graves sospechas en la población y es indigno de un sistema democrático, además de un atropello vulgar y una utilización del poder del Estado intolerable en un sistema de libre mercado y democracia. --- El asalto de Pedro Sánchez a Indra tiene rasgos profundamente antidemocráticos Lo primero que ha conseguido Sánchez interviniendo en Indra y apoderándose del control de esa empresa es alimentar las ya intensas sospechas de que se está preparando un gran fraude electoral para que Sánchez, que está siendo derrotado en todas las elecciones, gane las generales y permanezca en el poder, en contra de la voluntad popular.

Controlar Indra equivale a tener poder decisivo en los procesos de recuento y de transmisión de los datos de las urnas. Si ese control de la informática electoral se agrega a otros controles que Sánchez ya posee, como el de Correos, la empresa que gestiona los votos a distancia, el CIS, la empresa que hace las encuestas, el INE, la que realiza el censo y todo el aparato mediático que tiene controlado con dinero público, entonces se concluye que el gobierno tiene todo el poder que necesita para hacer pucherazos y alterar los resultados electorales, que son el corazón y el alma del sistema democrático.

El control del sistema electoral por parte del gobierno es una aberración intolerable en democracia y propia sólo de los regímenes dictatoriales más tiránicos.

La parte privada de Indra ha denunciado ya el asalto del gobierno y hay procesos en marcha para dilucidar si la intervención de Sánchez es legal y si tiene consecuencias penales.

Algunos expertos mercantilistas creen que la toma de control de Indra ha sido tan irregular y brutal que será la tumba penal de Pedro Sánchez.

Las sospechas desatadas en España sobre un posible fraude electoral en preparación, cuyo objetivo sería otorgar al sanchismo una victoria que hoy, a juzgar por los resultados electorales últimos, parece imposible, son de una gravedad extrema en democracia, que es un sistema que se basa en la confianza de los administrados en sus administradores.

Si los ciudadanos dejan de creer que el sistema es limpio y si piensan que las urnas están manipuladas, la democracia como sistema queda invalidada.

Nadie entiende como la oposición no está poniendo el grito en el cielo ante lo ocurrido en Indra y el control sanchista de un sistema electoral que debe ser independiente y de limpieza garantizada. El silencio del PP, en concreto, ante ese asalto brutal, está también lleno de sospechas y conduce a pensar que ambos partidos podrían estar de acuerdo en los asuntos que afectan a la manipulación y control del sistema.

La prensa española refleja toda la tensión existente y la gravedad del asalto. Libre Mercado publica que el brazo de Prisa en Indra confesó el acuerdo para el asalto en la misma junta general. El Mundo dice que La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) debe poner pie en pared ante el asalto a Indra. ABC informa que los accionistas minoritarios llevan a los tribunales el asalto a Indra. El Debate habla del erróneo asalto de Sánchez a Indra y afirma que la reciente y fulminante desaparición de los cinco consejeros independientes de la compañía ha desatado todo tipo de temores sobre la empresa que controla el recuento electoral. El Confidencial es todavía más duro y dice: El PP ve la mano de Sánchez en el terremoto de Indra y el INE y cuestiona futuras elecciones. El PP prepara una ofensiva parlamentaria contra el Ejecutivo por el "asalto institucional" que se ha intensificado a raíz de las elecciones andaluzas: "Sánchez quiere asegurarse de que los ciudadanos no vuelven a equivocarse al votar".

El sanchismo, agobiado por sus fracasos en economía, por la división interna de su gobierno, por el rechazo de la mayoría de españoles y sobre todo por las recientes derrotas electorales en Galicia, Madrid, Castilla y León y Andalucía, está reaccionando con aires de tiranía y antidemocracia, consiguiendo el control gubernamental de todos los mecanismos electorales. Lo lógico, ante ese asalto brutal e insólito, es que los ciudadanos sospechen que el tirano Sánchez no quiere seguir perdiendo elecciones.

Francisco Rubiales


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