Cuando se abrió la puerta del ascensor ambos se dejaron paso, pero como ninguno de los dos cedía, quisieron entrar a la vez casi a empujones.
Sonrieron.
Cada vecino pulsó el botón de su planta.
La puerta del ascensor se cerró.
― Parece que al final está aguantando sin llover...― se atrevió a decir el primero.
― Sí, sí, pero hace más frío que ayer.
Los dos vecinos agacharon la cabeza para mirar al suelo del ascensor.
Daniel Fopiani