El asesinato como diversión debería ser un nuevo serial radiofónico hilarante e ingenioso, una auténtica garantía de éxito, pero su creador, un joven guionista descontento con su actual trabajo, no consigue que nadie acepte emitirlo. Con los guiones redactados y a punto para el ansiado día del estreno, todo parece indicar que deberá armarse de paciencia hasta que consiga vender el producto a alguien con criterio e intuición suficientes como para valorar su obra. La vida del joven guionista, sin embargo, dará un vuelco cuando un asesino anónimo cometa atroces crímenes siguiendo al pie de la letra sus textos inéditos. Si nadie salvo él conoce las historias de su propio proyecto, ¿quién convencerá a la policía de que él es inocente de tales asesinatos? El genial Fredric Brown, maestro de la originalidad aplicada a las tramas argumentales, plasma en esta primeriza novela toda su imaginación y un sentido del humor que a menudo dejará al lector perplejo. Una novela sorprendente, digna de uno de los escritores norteamericanos más valorados del siglo XX.
Editorial: RBA (2011)
Nº de páginas: 224
Formato: Tapa blanda
ISBN: 978-8490061367
Precio: 9,50 €
Sin duda, un clásico del género policíaco y a la vez un título muy aconsejable para los amantes del mismo. Cumple con el guión, sigue las normas, acierta con el impacto y deja buen regusto. Perfecto. Y eso que el principio logra captar nuestra atención. Un personaje disfrazado de Papá Noel se baja de un taxi en pleno centro de Manhattan y se dirige a unas oficinas para sembrar la semilla de la trama que se desarrolla a continuación.
Cuando Papá Noel o un payaso la lían parda y dan lugar a un caso, es muy difícil desprenderse de la imagen de estos amables personajes, ahora siniestros, y es entonces cuando la imaginación se desborda. El protagonista, Tracy, es un joven guionista a quien jamás se le hubiese ocurrido que sus guiones secretos sirvieran a un asesino para hacer realidad las más oscuras pesadillas imitando esos textos a los que nadie debería tener acceso. Pero eso no es verdad; penando, hay algunas personas que pudieran haber tenido acceso a ello, aunque jamás podrían haber llevado a cabo tan macabro plano ¿o sí?
Los millones de Millie es una radionovela radiofónica de tremendo éxito, destinada a una audiencia no excesivamente puntillosa e inteligente. Por ello, el éxito está asegurado. Guiones más elaborados no tendrían la misma repercusión entre masas adocenadas. Él es periodista convertido en guionista y no es consciente de que cualquiera con un poco de talento y algo de suerte podría realizar su trabajo sin inmutarse, por ejemplo, una joven e inexperta mecanógrafa, fan incondicional de su trabajo, a la que secretamente le gustaría ocupar su lugar en el Olimpo de la fama.
Crímenes en serie. Un sospechoso demasiado obvio y el afán de protagonismo de mediocres personajes secundarios en busca de una fama que no les ha llegado y a la que se creen firmes candidatos se enfrentan a las pesquisas de una pareja heterogénea de detectives estereotipados, uno de ellos más incisivo que su compañero, y la duda que persiste y se enciende intermitentemente hasta llegar al final de la historia con la certeza de que hemos acabado con un clásico para tomar de la estantería el siguiente. Aperitivo, primer plato, segundo plato y postre.
Fredric Brown es uno de los escritores americanos del siglo XX más valorados. Lástima que no podamos entrevistarlo con relación a este u otros títulos semejantes que nos legó y que tantos años después podemos seguir disfrutando sin salir del salón de casa.
Argumento agudo y ritmo moderado para dar respuesta a los interrogantes que a la fuerza surgen en lo que podría ser el embrión de un guión cinematográfico. El título es lo más interesante porque los asesinatos pueden ser la respuesta a múltiples pulsiones, humanas e inhumanas, pero la diversión no se suele contemplar entre ellas. Otra cosa es que se trata de un título interesante para una novela en la que la diversión sólo la disfrute el lector y no quienes forman parte de la trama.
Hay que destacar el humor negro, finamente destilado igual que las bebidas espirituosas que son consumidas tras la barra de los bares. Veremos a ver si todos saben descubrirla y, sobre todo, apreciarla en la medida en que lo merece. Porque hasta en el contexto de la muerte, una sonrisa puede aflorar a los labios.
Si gustan de escribir, asegúrense de guardar bien sus textos, sobre todo si en ellos se pone en marcha la imaginación en forma de rebuscados asesinatos que algún enfermo pudiera recrear en la realidad.
Si quieres hacerte con un ejemplar lo puedes hacer desde el siguiente enlace: El asesinato como diversión