Antonio Aponte
Las oligarquías internacionales tenían que resolver el inmenso obstáculo que para sus ambiciones es Chávez, tal su fuerza que la única opción fue el magnicidio. Después vendría un desconcierto en la filas chavistas y sería el momento para crear las condiciones de un golpe triunfante.
Las etapas se cumplen con precisión: asesinato del Comandante, elecciones forzadas, desconocimiento de los resultados, ataque a los médicos cubanos, auditoría, impugnación de las elecciones, desconocimiento de los poderes, incluido el Presidente, escaramuza en la asamblea, pedido internacional de nuevas elecciones… declaraciones injerencistas de
obama.
El cuadro está completo, padecemos agresión extranjera con sus agentes de ocupación en suelo patrio. ¿Para dónde van? No sabemos cómo será el desenlace, lo que demuestra la historia es que son capaces de cualquier crueldad, y sabemos que sólo se detienen frente a pueblos y dirigentes capaces de una respuesta fuerte, coherente, porque ellos frente a la debilidad se envalentonan. Allí está el busilis de la cuestión: demostrar al imperio que una agresión les saldrá tan cara que no será “rentable” y su opinión pública no la podrá soportar. Sólo así se podrá detener la agresión, sólo así podremos preservar la paz.
¿Cómo hacerlo?
La respuesta debe estar sustentada por altos niveles de organización, disciplina y, sobre todo, de conciencia de sociedad. El imperio calibra nuestra capacidad de respuesta, de entrega. Dejar la respuesta a la espontaneidad es debilidad.
La respuesta adecuada no es posible sin razones sagradas por las cuales luchar, las que elevan al hombre sobre la mediocridad, sobre el cálculo egoísta en que nos sume el capitalismo. Sin imbuirnos en el espíritu que guió a las grandes hazañas de la humanidad: el Paso de Los Andes, Junín, Carabobo, el sitio de Leningrado, el heroísmo de Ricaurte, la escuela de la
Sierra Maestra , las montañas de Iracara. Son aquellas que ponen la espiritualidad, el amor a un ideal, a la Patria , sobre cualquier otra consideración. Nosotros tenemos estas razones, nos las dejó el Comandante: sólo el Socialismo, la organización amorosa de la sociedad, puede darnos la mayor suma de felicidad posible. Por el Socialismo luchamos, que es hacerlo por la Patria , por la Humanidad. Convencidos de que somos convocados una vez más, como dijo el Libertador en la Arenga de Junín,
“a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud”.
Contamos con el liderazgo de Chávez, de Maduro, de sus hijos, con un pueblo amoroso que se crece en las dificultades, heredero y paridor de Bolívar, Zamora, Fabricio, Chávez, vencedor en abril y diciembre, no hay excusa para no triunfar.
El imperio y sus lacayos deben saber que están agrediendo a todo un Continente, las fronteras serán las fronteras de Bolívar, las de San Martín, las de Petión, las del Ché, serán las de la libertad, las de la dignidad del Continente.
¡Con Chávez, con Maduro, detendremos la agresión!