Mi mamá me contó que cuando mataron al presidente Kennedy, ella lloró. La noticia fue rápidamente transmitida a nivel mundial; el jefe de Estado norteamericano se encontraba de gira por el estado de Texas cuando fue víctima de un atentado en Dallas. Las autoridades de policía y los servicios de inteligencia -a las pocas horas de haberse cometido el crimen- acusaron a Lee Harvey Oswald de haber llevado a cabo el magnicidio. El 22 de noviembre de este año se conmemoran los 50 años de este suceso. Sin embargo, con el paso del tiempo las dudas y las conjeturas sobre los verdaderos responsables del asesinato de Kennedy han crecido. Lyndon B. Johnson –presidente de Estados Unidos por aquel entonces- ordenó que una comisión investigara el caso; la comisión (denominada como Warren) llegó a una conclusión: Oswald obró solo. La teoría del asesino único fue la versión oficial que dio el gobierno de Estados Unidos sobre este caso; sin embargo, pocos años después del magnicidio, una película de corta duración filmada por un señor de apellido Zapruder mostró un hecho que le dio un giro de 180 grados a la investigación: uno de los disparos que acabó con la vida de Kennedy vino de frente y no de detrás, donde supuestamente se encontraba Oswald. Por lo tanto, si esto era así, era inevitable que se pensara en una conspiración. Si ese día en la plaza Dealy (lugar donde sucedieron los hechos) había más de un tirador, era porque había un complot. En 1979, el Congreso de Estados Unidos reabrió el caso, y sentenció que era probable la teoría del complot, pero que ninguna agencia federal o gubernamental había participado en él. Años antes, el fiscal Jim Garrison del distrito de Nueva Orleans había tratado de seguir un juicio contra uno de los presuntos autores del crimen, empero, sus tesis fueron desechadas y el asunto quedó así. A pesar de todo esto, las hipótesis de lo que realmente ocurrió y la incertidumbre han creado un efecto de bola de nieve: la opinión pública hoy en día no cree en la teoría del asesino único, y está convencida que hubo una conspiración para asesinar al Presidente. El director de cine Oliver Stone en 1991 rodó la película JFK, en ella se exponen de manera cruda y contundente todas las dudas sobre la verdadera participación de Oswald en el crimen, y las posibles causas que dieron lugar a que Kennedy fuera eliminado por otros grupos de poder. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos ha respondido que la desclasificación de todos los documentos relacionados con el magnicidio solo ocurrirá en varias décadas. Hoy en día, cincuenta años después, en el asunto parece estar claro lo siguiente: 1. Hubo más de un tirador ese día, 2. No se sabe a ciencia cierta si Oswald participó o no, 3. Hay varias teorías conspirativas sobre el crimen; no se sabe cuál es el verdadera. El presidente Kennedy asumió el cargo en 1961, después de unas reñidas elecciones, teniendo como contrincante a Richard Nixon. Kennedy rápidamente asumió una serie de posturas sobre las coyunturas que se desarrollaban en ese momento; estas eran: 1. La guerra fría con la Unión Soviética, 2. El problema cubano, 3. Los derechos civiles de los afroamericanos, 4. La militarización de Vietnam, 5. La lucha contra el marxismo-leninismo en América Latina. Con respecto a la guerra fría con la URSS, Kennedy afrontó uno de los hechos más espeluznantes en la historia de la humanidad: la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Después de conocerse el emplazamiento de misiles rusos en Cuba, el presidente de Estados Unidos ordenó un embargo marítimo contra la isla, lo que conllevó el crecimiento de la tensión con la potencia europea. El asunto se resolvió mediante un acuerdo secreto entre la Casa Blanca y el Kremlin, pero realmente el mundo estuvo a punto de ser testigo y víctima de una guerra que hubiera sido desastrosa. Kennedy mantuvo una postura firme con los rusos, pero abrió la puerta de una negociación para la limitación de la producción de armas nucleares. La guerra fría no dio tregua durante el mandato de este presidente. Con Cuba las cosas salieron bastante mal; al principio de su gobierno, Kennedy ordenó una invasión a la isla por parte de un grupo paramilitar integrado por exiliados cubanos y agentes de la CIA, el resultado: un fiasco. Bahía de Cochinos –el lugar donde desembarcaron los invasores- se convirtió en el nombre del fracaso más grande de la administración Kennedy; los paramilitares fueron derrotados, y el gobierno estadounidense hizo el ridículo. Sin embargo, el Presidente mantuvo una postura firme contra Cuba, en especial contra el gobierno de Fidel Castro. Uno de los éxitos más importantes de Kennedy fue el avance en el tema de los derechos civiles de los afroamericanos; después de siglos de discriminación contra esta minoría, el Presidente logró que el Congreso aprobara una serie de leyes de lucha contra la segregación, y la integración de esta comunidad a la vida civil de la Nación de manera plena. La obra no fue toda de él –valga decirlo- ya que durante el mandato de Eisenhower la Corte Suprema ya había dado pasos importantes sobre esto, y finalmente fue Lyndon B. Johnson –quien sucedió a Kennedy- el que acabó complemente con los vestigios de discriminación contra los afroamericanos en ese país. La ocupación militar de Vietnam era una prioridad para los Estados Unidos, ya que no estaban dispuestos a permitir el avance del marxismo-leninismo en el mundo. El caso cubano disparó las alarmas del aparato militar y del establishment estadounidense. El dilema era: invadir Vietnam del Norte, o ayudar a Vietnam del Sur. Kennedy pensaba que la ayuda era más eficaz y que se veía mejor; una intervención armada podría generar más tensiones con URSS y con la China. Al morir Kennedy, los que pensaban en una intervención militar abierta y masiva en Vietnam fueron complacidos. La “Alianza para el progreso” fue el programa que empujó el 35° presidente de Estados Unidos. Este programa estaba diseñado para reducir la pobreza en América Latina, cooperando en programas sociales. La verdad era que el país del Norte estaba asustado con la Revolución cubana y necesitaban impedir el avance del socialismo-marxista en su “patio de atrás”, esto es América Latina. Aquel programa le dio bastante popularidad a Kennedy en la región, incluso, todavía podemos ver las filmaciones de la época cuando el Presidente viajó a Colombia - por ejemplo- en el marco de esta política de ayuda. ¿Por cuál de estos temas murió Kennedy? ¿Por su aparente apertura a los rusos? ¿Por su negativa a invadir Vietnam? ¿Por su dureza con Cuba? ¿Por el fracaso de Bahía de Cochinos? ¿Por su postura antidiscriminación? ¿Por sus programas sociales en América Latina? ¿Por haber emitido dinero sin pagar interés a la Reserva Federal? ¿Por perseguir a la mafia? No lo sé, y creo que muy pocos realmente lo saben. El presidente Kennedy fue el primer jefe de Estado católico de ese país, su familia era de origen irlandés, y había sido educado en las mejores universidades del mundo. Estaba llamado a grandes cosas desde joven, debido a las ambiciones de su padre. Con prontitud llegó a las más altas instancias del poder, y se convirtió en una de las imágenes de cambio más genuinas que haya tenido la política estadounidense. Su presidencia dejó un legado para las siguientes generaciones, ya que tuvo la audacia de enfrentar problemas difíciles que parecían paradigmas insolubles. “No preguntes qué puede hacer el país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por el país” afirmó Kennedy en su discurso de posesión. Una frase célebre que todavía no es correctamente entendida, pero que da una visión de lo que podría ser la nueva humanidad: el reto de la cooperación. Los hombres solo podrán avanzar y progresar mientras haya solidaridad entre todos, y así lo entendía Kennedy. Yo creo que a él lo mataron por eso, porque se anticipó muchos años a lo que inevitablemente vendrá: la construcción de un nuevo mundo. Los retrógrados lo mataron, así de simple, los aguafiestas de siempre, los que quieren que las cosas sigan igual para seguir beneficiándose de su egoísmo. Mi mamá me contó que cuando dieron la noticia del asesinato, ella lloró, y que muchos en Colombia también lo hicieron; el mundo entero lloró la muerte de Kennedy. Un hombre que se atrevió a cambiar paradigmas en las entrañas mismas del status quo mundial, y por eso lo eliminaron, porque algunos quieren seguir manteniendo a este mundo en la oscuridad del materialismo, del egoísmo, de la avaricia, de la violencia; Kennedy era uno de los que pensaban en una nueva sociedad humana más civilizada. Yo pienso que los que mataron a Kennedy fracasaron, y de manera rotunda, porque como siempre ocurre en estos casos, eliminaron al hombre, pero no pudieron acabar con sus ideas.
Mi mamá me contó que cuando mataron al presidente Kennedy, ella lloró. La noticia fue rápidamente transmitida a nivel mundial; el jefe de Estado norteamericano se encontraba de gira por el estado de Texas cuando fue víctima de un atentado en Dallas. Las autoridades de policía y los servicios de inteligencia -a las pocas horas de haberse cometido el crimen- acusaron a Lee Harvey Oswald de haber llevado a cabo el magnicidio. El 22 de noviembre de este año se conmemoran los 50 años de este suceso. Sin embargo, con el paso del tiempo las dudas y las conjeturas sobre los verdaderos responsables del asesinato de Kennedy han crecido. Lyndon B. Johnson –presidente de Estados Unidos por aquel entonces- ordenó que una comisión investigara el caso; la comisión (denominada como Warren) llegó a una conclusión: Oswald obró solo. La teoría del asesino único fue la versión oficial que dio el gobierno de Estados Unidos sobre este caso; sin embargo, pocos años después del magnicidio, una película de corta duración filmada por un señor de apellido Zapruder mostró un hecho que le dio un giro de 180 grados a la investigación: uno de los disparos que acabó con la vida de Kennedy vino de frente y no de detrás, donde supuestamente se encontraba Oswald. Por lo tanto, si esto era así, era inevitable que se pensara en una conspiración. Si ese día en la plaza Dealy (lugar donde sucedieron los hechos) había más de un tirador, era porque había un complot. En 1979, el Congreso de Estados Unidos reabrió el caso, y sentenció que era probable la teoría del complot, pero que ninguna agencia federal o gubernamental había participado en él. Años antes, el fiscal Jim Garrison del distrito de Nueva Orleans había tratado de seguir un juicio contra uno de los presuntos autores del crimen, empero, sus tesis fueron desechadas y el asunto quedó así. A pesar de todo esto, las hipótesis de lo que realmente ocurrió y la incertidumbre han creado un efecto de bola de nieve: la opinión pública hoy en día no cree en la teoría del asesino único, y está convencida que hubo una conspiración para asesinar al Presidente. El director de cine Oliver Stone en 1991 rodó la película JFK, en ella se exponen de manera cruda y contundente todas las dudas sobre la verdadera participación de Oswald en el crimen, y las posibles causas que dieron lugar a que Kennedy fuera eliminado por otros grupos de poder. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos ha respondido que la desclasificación de todos los documentos relacionados con el magnicidio solo ocurrirá en varias décadas. Hoy en día, cincuenta años después, en el asunto parece estar claro lo siguiente: 1. Hubo más de un tirador ese día, 2. No se sabe a ciencia cierta si Oswald participó o no, 3. Hay varias teorías conspirativas sobre el crimen; no se sabe cuál es el verdadera. El presidente Kennedy asumió el cargo en 1961, después de unas reñidas elecciones, teniendo como contrincante a Richard Nixon. Kennedy rápidamente asumió una serie de posturas sobre las coyunturas que se desarrollaban en ese momento; estas eran: 1. La guerra fría con la Unión Soviética, 2. El problema cubano, 3. Los derechos civiles de los afroamericanos, 4. La militarización de Vietnam, 5. La lucha contra el marxismo-leninismo en América Latina. Con respecto a la guerra fría con la URSS, Kennedy afrontó uno de los hechos más espeluznantes en la historia de la humanidad: la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Después de conocerse el emplazamiento de misiles rusos en Cuba, el presidente de Estados Unidos ordenó un embargo marítimo contra la isla, lo que conllevó el crecimiento de la tensión con la potencia europea. El asunto se resolvió mediante un acuerdo secreto entre la Casa Blanca y el Kremlin, pero realmente el mundo estuvo a punto de ser testigo y víctima de una guerra que hubiera sido desastrosa. Kennedy mantuvo una postura firme con los rusos, pero abrió la puerta de una negociación para la limitación de la producción de armas nucleares. La guerra fría no dio tregua durante el mandato de este presidente. Con Cuba las cosas salieron bastante mal; al principio de su gobierno, Kennedy ordenó una invasión a la isla por parte de un grupo paramilitar integrado por exiliados cubanos y agentes de la CIA, el resultado: un fiasco. Bahía de Cochinos –el lugar donde desembarcaron los invasores- se convirtió en el nombre del fracaso más grande de la administración Kennedy; los paramilitares fueron derrotados, y el gobierno estadounidense hizo el ridículo. Sin embargo, el Presidente mantuvo una postura firme contra Cuba, en especial contra el gobierno de Fidel Castro. Uno de los éxitos más importantes de Kennedy fue el avance en el tema de los derechos civiles de los afroamericanos; después de siglos de discriminación contra esta minoría, el Presidente logró que el Congreso aprobara una serie de leyes de lucha contra la segregación, y la integración de esta comunidad a la vida civil de la Nación de manera plena. La obra no fue toda de él –valga decirlo- ya que durante el mandato de Eisenhower la Corte Suprema ya había dado pasos importantes sobre esto, y finalmente fue Lyndon B. Johnson –quien sucedió a Kennedy- el que acabó complemente con los vestigios de discriminación contra los afroamericanos en ese país. La ocupación militar de Vietnam era una prioridad para los Estados Unidos, ya que no estaban dispuestos a permitir el avance del marxismo-leninismo en el mundo. El caso cubano disparó las alarmas del aparato militar y del establishment estadounidense. El dilema era: invadir Vietnam del Norte, o ayudar a Vietnam del Sur. Kennedy pensaba que la ayuda era más eficaz y que se veía mejor; una intervención armada podría generar más tensiones con URSS y con la China. Al morir Kennedy, los que pensaban en una intervención militar abierta y masiva en Vietnam fueron complacidos. La “Alianza para el progreso” fue el programa que empujó el 35° presidente de Estados Unidos. Este programa estaba diseñado para reducir la pobreza en América Latina, cooperando en programas sociales. La verdad era que el país del Norte estaba asustado con la Revolución cubana y necesitaban impedir el avance del socialismo-marxista en su “patio de atrás”, esto es América Latina. Aquel programa le dio bastante popularidad a Kennedy en la región, incluso, todavía podemos ver las filmaciones de la época cuando el Presidente viajó a Colombia - por ejemplo- en el marco de esta política de ayuda. ¿Por cuál de estos temas murió Kennedy? ¿Por su aparente apertura a los rusos? ¿Por su negativa a invadir Vietnam? ¿Por su dureza con Cuba? ¿Por el fracaso de Bahía de Cochinos? ¿Por su postura antidiscriminación? ¿Por sus programas sociales en América Latina? ¿Por haber emitido dinero sin pagar interés a la Reserva Federal? ¿Por perseguir a la mafia? No lo sé, y creo que muy pocos realmente lo saben. El presidente Kennedy fue el primer jefe de Estado católico de ese país, su familia era de origen irlandés, y había sido educado en las mejores universidades del mundo. Estaba llamado a grandes cosas desde joven, debido a las ambiciones de su padre. Con prontitud llegó a las más altas instancias del poder, y se convirtió en una de las imágenes de cambio más genuinas que haya tenido la política estadounidense. Su presidencia dejó un legado para las siguientes generaciones, ya que tuvo la audacia de enfrentar problemas difíciles que parecían paradigmas insolubles. “No preguntes qué puede hacer el país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por el país” afirmó Kennedy en su discurso de posesión. Una frase célebre que todavía no es correctamente entendida, pero que da una visión de lo que podría ser la nueva humanidad: el reto de la cooperación. Los hombres solo podrán avanzar y progresar mientras haya solidaridad entre todos, y así lo entendía Kennedy. Yo creo que a él lo mataron por eso, porque se anticipó muchos años a lo que inevitablemente vendrá: la construcción de un nuevo mundo. Los retrógrados lo mataron, así de simple, los aguafiestas de siempre, los que quieren que las cosas sigan igual para seguir beneficiándose de su egoísmo. Mi mamá me contó que cuando dieron la noticia del asesinato, ella lloró, y que muchos en Colombia también lo hicieron; el mundo entero lloró la muerte de Kennedy. Un hombre que se atrevió a cambiar paradigmas en las entrañas mismas del status quo mundial, y por eso lo eliminaron, porque algunos quieren seguir manteniendo a este mundo en la oscuridad del materialismo, del egoísmo, de la avaricia, de la violencia; Kennedy era uno de los que pensaban en una nueva sociedad humana más civilizada. Yo pienso que los que mataron a Kennedy fracasaron, y de manera rotunda, porque como siempre ocurre en estos casos, eliminaron al hombre, pero no pudieron acabar con sus ideas.