El asesinato de Kennedy: Uno de los misterios de la historia

Por Joaquintoledo


John F. Kennedy es junto con Roosevelt y Washington uno de los presidentes más queridos por el pueblo estadounidense. Nacido el 29 de mayo de 1917, en una familia de clase alta burguesa y católica, desde muy joven tuvo muchos contactos con la clase política estadounidense, que lo llevó a Londres y muchos otros lugares, empapándose desde muy joven con el ámbito, que más tarde lo haría inmortal. Alumno graduado en la universidad de Harvard, siguió a su padre, embajador en Inglaterra en los años previos a la guerra, los cuales John dedicaría a una de sus actividades favoritas: Los viajes.

En 1941, cuando la guerra incluyó a Estados Unidos también, lo llevó a ofrecerse como voluntario en el Ejército, sin embargo, fue rechazado por sus problemas en la espalda. Algo que lo perseguiría toda su vida. A pesar de verse desilusionado, sus problemas de salud no fueron una maldición para la Marina que le aceptó en sus filas. Así el joven fue destinado al frente del Pacífico, donde terminado el conflicto llegó a salir condecorado tras haber salvado a unos compañeros de un ataque japonés.

El incio de la vida política de Kennedy

Terminado aquel oscuro capítulo de la historia humana, Kennedy decide empezar su carrera política, renunciando a ser periodista, luego de que su hermano mayor, Joseph, muriese en la guerra. Al parecer, su familia tenía mayor confianza en su hermano como político pero  John quiso ocupar el lugar. En 1952 obtuvo una vacante en el Senado por el partido demócrata y al año siguiente, se casó con Jacqueline. Por esos años también continuó teniendo serios problemas con respecto a su columna vertebral.

Pese a que más tarde inclusive le diagnosticaron otra enfermedad (la de Addison), decidió postular en las elecciones presidenciales de 1960.
Su campaña fue una de las más llamativas de las últimas décadas. Llegó a quitar a los otros postulantes de su partido, aún en estados donde su catolicismo y favoritismo hacia las clases oprimidas, era considerada en esa época como verdaderos escándalos. Finamente, a mediados de julio, Kennedy era nombrado el candidato presidencial del partido demócrata. Así empezó la campaña final contra el candidato republicano, Richard Nixon. Luego de grandes y acalorados debates, y otros gajes del oficio, Kennedy lo derrota en las elecciones.

Los 1000 días de Kennedy en la casa Blanca

El 20 de enero de 1961 juró como el 35 presidente de los Estados Unidos. Si bien había demostrado vencer en numerosos estados donde sus costumbres y tendencias políticas eran inaceptables, estas nunca dejarían de perseguirlo. Ya desde que era senador, Kennedy fue controversial, no sólo debido a su religión, sino al favoritismo que daba a las minorías étnicas. Estamos en 1961. Es fácil ubicarse en el tiempo y deducir la intolerancia y el racismo que padecían muchas de estas minorías, en especial los afro-estadounidenses.

No obstante, ya en el poder, Kennedy se daría cuenta de que muchos otros problemas, más grandes aún, tenían que resolverse. Uno de ellos era el asunto de los barbudos de Cuba y su revolución. Kennedy tuvo que enfrentar a Fidel Castro lo que lo llevó a uno de sus desaciertos políticos con lo del desembarco fallido en la Bahía de Cochinos, apoyando a los anti-castristas cubanos. Al parecer, en un principio se había pensado en una invasión total a la isla, pero al final Washington desistió de su idea, cuando el régimen cubano encontró apoyo en Moscú.

Al final como sabemos todo resultó en fracaso. A esto la tensión en el mundo estuvo latente, hasta que en octubre de 1962 empezó la llamada Crisis de los misiles.

El mundo suspiró aliviado otra vez, cuando esto se esfumó, luego de mantener a toda la humanidad al borde de la histeria durante semanas. Eso no fue todo, porque Eisenhower ya había dado inicio a su intervención en Indochina. Kennedy la continuó. Tuvo leves deseos de quitar la presencia estadounidense, pero eso sólo hubiese significado sepultarse antes de tiempo y envió más de 16 mil militares. No obstante, luego propuso el retiro de al menos 1000 de ellos y así progresivamente, lo que fue quitado por Johnson.

Por aquellas épocas también se erigió el Muro de Berlín. Debido a esto, Kennedy organiza un viaje en junio de 1963 a Berlín occidental, donde frente a miles de concurrentes y espectadores en todo el mundo, da un discurso memorable, quizá entre los mejores que se registran en la historia por un mandatario, sellándolo con la inmortal oración: “ich bin ein berliner”.

Entre sus logros podemos destacar la presión para la prohibición parcial de ensayos nucleares exceptuando las que se realizaron bajo tierra. Logró que al menos Gran Bretaña y la URSS firmen. Pero donde Kennedy granjearía más enemigos sería en su propio país, donde su política en cuanto a los derechos civiles, generaba controversias.

Primero su política de integración racial, era bastante mal vista por los sectores conservadores de los Estados Unidos y resultaba indignante aceptar escuelas en las cuales fuesen sólo negros y blancos, baños destinados por razas, entre otros disparates impensables hoy en día. Para colmo también quería basar la ley de inmigración ya no en una selección racista o por su origen. Para Estados Unidos, un país hoy en día con un presidente negro en su lista, hace tan solo 50 años atrás todas estas políticas eran un pecado mortal. Pero su popularidad iba en aumento, su esposa era toda una “lady” afamada tal cual el marido y Kennedy se ganó también la estima de muchos en el mundo. Para él, tener en su lecho a mujeres como Marylin Monroe, era algo totalmente sencillo. Cosas importantes y no tan importantes de su vida, lo sentenciaron.


Muerte

El 22 de noviembre de 1963 Kennedy estaba en Texas como parte de una visita. Obviamente, era tentar al diablo, pues además de ser el estado que le ofrecía menor aprecio de todos, tenía fama de ser también el más racista, conservador y uno de los más protestantes. Mientras paseaba en un automóvil por las calles de la ciudad, desprotegido y a plena luz del día, el presidente percibió un tiro y a continuación fue seguido por otro que si le acertó, el segundo le quitó la vida, teniendo a la izquierda a su esposa. Inmediatamente, todos los guardaespaldas que deberían estar con él corren a salvar a la primera dama. Sin embargo,  no hay más disparos. Inmediatamente es llevado a un hospital donde casi media hora después es declarado muerto. Se atrapó poco después al presunto asesino, llamado Lee Harvey Oswald.

A continuación surgieron innumerables teoría y posturas acerca de los culpables (se llegó a acusar a Fidel Castro, y a los soviéticos), y de cómo habían sucedido los hechos. Finalmente, nunca nadie dejó establecido quién anduvo detrás del asesinato. ¿Fue sólo un disparador o más?, ¿quién mando a matarlo?, ¿fue un extranjero o el propio gobierno de los Estados Unidos?, ¿por qué Oswald fue asesinado luego de ser capturado?, ¿por qué se fueron desapareciendo los supuestos culpables?, ¿por qué los testigos fueron presionados a callar la verdad o sencillamente no coinciden en sus afirmaciones? Definitivamente la presidencia de Kennedy estará por siempre entre las más pintorescas y llamativas del siglo XX de Estados Unidos, que desde la muerte de Roosevelt sólo contaría, exceptuando a John por supuesto, con fracasados y títeres que seguían los acontecimientos de una agenda mundial que debían cumplir al pie de la letra.

Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.