El asesino de la regañá

Publicado el 07 abril 2015 por Aleon @Aleonpizarro
de Julio Muñoz Gijón.

Título: El asesino de la regañáAutor: Julio Muñoz GijónEditorial: Almuzara, Ebook, 2013Páginas: 176.
Resumen oficial.
¿Y si hubiera un serial killer de sevillanas maneras? ¿Y si mandara una nota al ABC después de cada crimen? ¿Qué pasaría si se confabulara con sus compinches en Cash Badia, alternara en El Tremendo o se hablara de él en el Garlochi? ¿Y si los sospechosos fueran caras conocidas de la Sevilla más tradicional? ¿Soportaría el presidente de uno de los equipos de fútbol de la ciudad un interrogatorio sobre un asesinato solamente con un zumo de naranja? ¿O un artista de la canción ligera? ¿Y una pareja de humoristas? ¿Y todos los demás? ¿Y si ese violento paisano asesinara... con una afilada regañá y sólo a modernos que no comulgan con las esencias de la ciudad?
Ya está aquí la novela que Sevilla no quiere que leas.
Impresión personal.
El asesino de la regañá es una novela policíaca muy sui generis. Cuenta con todos los ingredientes necesarios: una serie de asesinatos que cuentan con todo un elenco de cuestiones en común, unos investigadores de la policía que intentan desentrañar la autoría de los mismos, una serie de escenarios donde ocurren esos asesinatos que nos cuentan cosas sobre el/los asesinos y las víctimas y un arma homicida, la regañá, una especie de torta de pan crujiente rectangular que se usa para acompañar los aperitivos en el sur de España. Todo normal hasta aquí sino fuera porque todo ocurre en Sevilla y entre sevillanos y sevillanas costumbres. Esto último hace que nos encontremos antes una novela policíaca en la que a pesar de que tenemos víctimas y unos hechos deleznables, pases por sus páginas con una sonrisa en la boca casi todo el tiempo.
Creo que el punto más fuerte de la novela es la ambientación de toda la trama. Dice la canción que "Sevilla tiene un color especial..." y si bien hay zonas de Sevilla como las de cualquier ciudad, si es cierto que la novela nos lleva por los rincones más clásicos de la Sevilla más costumbrista y más ¿rancia?, esa Sevilla en la que es pecado mortal llevar la contraria a lo de toda la vida y a lo del "siempre se ha hecho así", esa Sevilla en la que no se puede ser ateo o renegar de la Virgen del Rocío o del Betis porque corres el riesgo de que te pille la "regañá" de este asesino en serie. Seguramente, los lectores que no conozcan Sevilla y que, aún conociéndola, no estén familiarizados con sus costumbres y su vocabulario puedan tener algún tipo de dificultad para entender algunos diálogos de la novela o simplemente no les resulten graciosos. No ha sido mi caso porque siendo extremeña del sur, Sevilla es un punto de referencia continuo adonde acudimos de forma habitual. Por algo a Zafra, mi pueblo, se la conoce como Sevilla La Chica.
Otro punto a destacar son los dos protagonistas de la novela. Un Villanueva madrileño que no entiende absolutamente nada de lo que ve a su alrededor y que no deja de sorprenderse ante una realidad ideológica tan antigua como peligrosa en una sociedad que, por muchos defensores de la patria que aparezcan aquí o allá, no deja de avanzar hacia la diversidad y la apertura de pensamiento en muchos aspectos. Junto a Villanueva, nos encontramos con Jiménez, un policía sevillano que es el responsable de orientar y aleccionar a Villanueva en todo lo referente a los usos y costumbres de la ciudad para que puedan seguir avanzando en la investigación. Junto a ellos se vislumbran una serie de personajes secundarios en los que es fácil identificar, aunque no se los nombre expresamente, a Los Morancos, Vittorio y Lucchino, Lopera, etc.
El asesino de la regañá tiene además, al margen de lo peculiar de lo que se cuenta, otro factor digno de señalar y es que todo se cuenta de forma breve, en pocas páginas que se leen de una sentada con una estilo claro, fresco y con gran precisión, de tal manera que, a pesar de que tenemos varios asesinatos, no falta detalle alguno en la investigación y no quedan hilos sueltos en el caso. El autor hace gala perfectamente de ese dicho de que "lo bueno, si breve, dos veces bueno". En pocas páginas, nos muestra un caso sólido, una investigación lineal lógica y un desenlace redondo, todo ello contado con una gracia y un salero que no te quita la sonrisa de la boca en toda la lectura además de contar con el aliciente de la intriga y el misterio del propio caso.
En conclusión, una novela policíaca fresca y ágil en un escenario distinto de los habituales, con una trama original y contada al estilo de la ciudad en la que se desarrolla. Todo gira en torno a un modo de ser sevillano clásico: la trama, el arma homicida, los asesinos y hasta la investigación ha de hacerse de acuerdo con ese carácter que marca a toda una ciudad.