Lou Ford es ayudante del sheriff. Aparentemente tranquilo, aparentemente domado, aparentemente prometido. Aparentemente. Porque su verdadera personalidad es la de un psicópata que no duda en asesinar a todo el que constituya un problema para estar tranquilo. Pero no se asusten, o mejor sí, porque no nos hayamos ante un pirado tipo American Psyco, que se transforma y va en busca de su ración semanal de crimen: no, lo verdaderamente escalofriante es cómo Jim Thompson nos cuenta, en primera persona y desde la mente del asesino, cómo elabora sus razones que no le dejan otra alternativa más que el crimen.
Después de leer tres veces a Jim Thompson yo si fuese familiar suyo me preocuparía, no parece que alguien pueda escribir todo eso desde la salud mental plena. No en vano su vida (de la que hay evidentes trazos en sus obras) no fue fácil. Hijo de un sheriff corrupto (ahí uno se explica que tanto en ésta como en 1280 los servidores de la ley están decididamente pirados) pasó por mil empleos y tuvo una vida nada fácil. Pero eso dejó huella en un autor al que tanto el género negro como el cine deben cosas grandiosas: guionista de Atraco Perfecto de Kubrick, autor de la novela La Huida que llevó al cine Peckinpah , inspirador del personaje de Ironside....
Y sobre todo, autor de 1280 almas. Si se la pierden no se lo perdonaré.