Después de veintidós años de mi vida viendo y leyendo miles (bueno, quizás cientos, pero definitivamente más cerca del mil que del cien) de historias sobre detectives y asesinatos, debo decir que estoy muy decepcionada.
Porque seamos sinceros, el asesino nunca es el mayordomo. ¿Dónde está mi final estereotipado y lleno de clichés?La receta del crimen (im)perfecto siempre nos presenta una gran cena o una fiesta glamourosa donde habrá varios invitados, cuanto más estrambóticos mejor, con un pasado en común que obviamente desconocen. Todos han recibido una misiva misteriosa y nadie sabe exactamente por qué ha sido invitado, pero deciden asistir igual, oye. Cena gratis y a ver si hay gente guapa.Seguir leyendo